BUENOS AIRES. La absolución de 13 personas que integraban una red de trata de personas en Argentina dejó al descubierto que desde hace seis años, entre 700 y mil jóvenes fueron secuestradas y obligadas a prostituirse.
Esta es la cifra de víctimas que calculan diferentes organizaciones sociales como La Casa del Encuentro, la Red Alto al Tráfico y la Trata y la Asociación Civil Nuestras Manos, todas ellas dedicadas a denunciar ese delito.
El martes pasado un tribunal argentino absolvió a todos los acusados “por falta de pruebas”, pese a los más de 100 testimonios que se vertieron durante el proceso, incluso de otras víctimas.
Los reclamos de los ciudadanos provocaron que la presidenta argentina Cristina Fernández convoque a sesiones extraordinarias del Congreso para que la semana próxima vote la Ley contra la Trata de Personas que había quedado paralizada desde hace años.
El método de las redes de esclavitud sexual comienza siempre con el secuestro de jóvenes, en casos que se multiplican de manera particular en las provincias del norte argentino, gracias a la complicidad de las fuerzas locales de seguridad.
Una vez capturadas, las jóvenes mujeres, muchas de las cuales suelen ser menores de edad, son drogadas, violadas, golpeadas y obligadas a prostituirse en burdeles de ínfima categoría.
Todo eso le ocurrió a Marita Verón, de 23 años, que el 3 de abril de 2002 fue secuestrada en la provincia de Tucumán cuando iba al médico y desde entonces está desaparecida.
La madre de Verón, Susana Trimarco, comenzó entonces una intensa y solitaria búsqueda, ya que más que ayudarla, la policía de la provincia obstaculizó por todos los medios la lucha que realizó para encontrar a su hija.
Trimarco incluso fingió ser parte de alguna red de explotación sexual y se infiltró en algunos burdeles, gracias a lo cual logró liberar a más de 100 víctimas.
Durante esta década, Trimarco creó la Fundación María de los Ángeles para víctimas de explotación sexual y después inauguró un centro materno infantil para cuidar a hijos de esas mujeres, tareas por las que ha sido candidata al Premio Nobel de la Paz.
En febrero pasado, Trimarco logró, por fin, que la red de trata que había capturado a su hija fuera sometida a un juicio inédito en Argentina, ya que nunca antes se había juzgado este tipo de delito con tantas personas involucradas.
Pero la esperanza de justicia se convirtió en indignación nacional, ya que el martes el tribunal absolvió a todos los acusados “por falta de pruebas”, pese a los más de 100 testimonios que se vertieron durante el proceso, incluso de otras víctimas.
Fue tal la conmoción social por la impunidad, que la presidenta argentina Cristina Fernández convocó a sesiones extraordinarias del Congreso para que la semana próxima vote la Ley contra la Trata de Personas que había quedado paralizada desde hace años.
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