Lo que hay de descompuesto, roto o averiado en el mundo exige medidas de prevención y resarcimiento en el medio ambiente. Si bien la vida en el planeta Tierra continuará después de este 21 de diciembre, los problemas a los que nos enfrentamos, consecuencia de nuestras decisiones, son bastos.

 

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) presentó en la reunión de Naciones Unidas sobre el cambio climático en Doha, Qatar, un estimado sobre la situación del vital líquido en nuestro país, donde 73% de los cuerpos de agua están contaminados y prevé sequías en 55% del territorio en 20 años.

 

A estas cifras se suman las acciones que los gobiernos emplean para el racionamiento de agua. El 1 de noviembre la ciudad de México anunció un corte a la red de agua potable al 100% por 4 días por motivos de mantenimiento en el sistema Cutzamala. Sin embargo, funcionarios declararon que estas medidas continuarán en el 2013.

 

Los esfuerzos para reducir la emisión de gases de efecto invernadero a nivel global en el marco de los compromisos establecidos en el Protocolo de Kioto contra el cambio climático ponen el dedo en el renglón sobre el uso del carbón para la producción de electricidad.

 

En México, se estima que la demanda total de carbón crecerá 4.2% cada año hasta 2030, esto con el fin de satisfacer la demanda de energía a nivel nacional. Activistas e investigadores piden dejar de lado el uso del carbón como fuente de energía, ya que aunque es de las más baratas también es de las que más contribuyen al cambio climático y perjudica la salud de las personas.

 

En 2007 el entonces presidente Felipe Calderón puso en marcha dentro del Plan Nacional de Desarrollo el programa para la conservación de bosques y selvas mismo que se fue adecuando a estímulos internacionales para detener la deforestación y degradación de los bosques en esquemas de cooperación social para la preservación de área vegetal.

 

Sin embargo, más de 1 millón de hectáreas fueron arrasadas desde su publicación hasta la fecha. La organización ecológica Greenpeace estima en 500 mil hectáreas anuales el perjuicio a las zonas verdes del país.