El reacomodo de los cárteles en Chihuahua, dedicados a la producción de drogas, ha provocado un repunte en la violencia en la Sierra Tarahumara, y es que en los últimos meses los retenes al servicio del narcotráfico son constantes, especialmente en brechas, caminos y carreteras de la serranía.

 

Habitantes de los poblados de Chínipas, Guazapares y Guadalupe y Calvo, denuncian la existencia de al menos seis retenes ilegales, además de asesinatos de familias completas y secuestros. Este último se encuentra enclavado en la zona sur de la Sierra Tarahumara y es considerada una zona de control del cártel liderado por Joaquín El Chapo Guzmán.

 

La gente del poblado Guadalupe y Calvo menciona que desde hace meses ocurren ejecuciones en la cabecera municipal y en otras comunidades: “Fuera del pueblo todos los días hay muertos, en los ranchos, muchos ni siquiera se reportan, tampoco se sabe bien, cuántos mueren y quiénes son.”

 

Desde la detención de uno de los lugartenientes de El Chapo identificado como Francisco El Che Salgueiro Neváres, el pasado 29 de octubre en Parral, la lucha por el control de la estructura criminal no ha cesado.

 

Otros municipios serranos en las que las actividades de los grupos criminales se han intensificado son Guachochi, Morelos y Batopilas, los lugareños aseguran que se colocan retenes; instalados por supuestos miembros del cártel de Sinaloa y La Línea, y que se les impide el paso. Los habitantes de esos municipios no denuncian debido a que representaría un peligro para ellos y sus familias.