HARROLD. En este pequeño pueblo de Texas a los niños y sus padres no les preocupa mucho la seguridad de la única escuela, principalmente porque algunos de los profesores llevan armas ocultas.
En el remoto Harrold, la oficina del alguacil más cercana está a 30 minutos por carretera, y la gente tiende a conocer y a confiar en los demás. De modo que la junta escolar de la esecuela independiente del distrito efectuó una votación y decidió permitir que los maestros lleven armas a la escuela.
“No tenemos dinero para un guardia de seguridad, pero esta es una solución mejor”, consideró el director David Thweatt. “Un atacante podría suprimir a un guardia o a un policía con un arma visible y enfundada, pero nuestros maestros tienen maestrías, son adultos y han tenido una capacitación exhaustiva. Y sus armas están ocultas. Podemos proteger a nuestros hijos”.
En una secuela del ataque a tiros de la semana pasada en una escuela primaria de Sandy Hook, en Connecticut, los legisladores de un número cada vez mayor de estados, como Oklahoma, Missouri, Minnesota, Dakota del Sur y Oregon, han anticipado que sopesarán leyes para permitir que los maestros y los empleados escolares lleven armas de fuego a sus centros de trabajo.
La legislación de Texas prohíbe las armas en las escuelas a menos que sea con autorización escrita. Arizona y otros seis estados tienen leyes similares, con excepciones para las personas que tienen licencia para portar armas ocultas.
La junta escolar de Harrold votó en forma unánime en 2007 con el fin de permitir que los empleados lleven armamento. Luego de obtener un permiso estatal para portar armas ocultas, cada empleado que desee portar una debe someterse a consideración de la junta con base en su personalidad y la manera en que reaccione ante una crisis, puntualizó Thweatt.
Los empleados también deben cursar un entrenamiento sobre intervención en crisis y situaciones de rehenes. Y están obligados a usar balas que minimicen el riesgo de rebotes, similares a las llevadas por los agentes vestidos de civil en aviones comerciales para impedir secuestros y otros desórdenes.
El director declinó revelar cuántos de los 50 empleados de la escuela llevan armas, pues —dijo— hacerlo pondría en riesgo la seguridad en la institución.
La escuela, a unos 241 kilómetros (150 millas) al noroeste de Fort Worth cerca de la frontera con Oklahoma, tiene 103 alumnos desde el jardín de niños a la secundaria.