El plan es tan monumental como la ciudad misma: Transformar una sórdida estación del metro en el Times Square de la capital mexicana; remodelar la histórica Alameda Central y liberarla de los enjambres de molestos vendedores callejeros; iluminar las plazas y senderos de un parque enorme.
A pesar de los retos, el ambicioso plan iniciado por el ex Jefe de Gobierno Marcelo Ebrard y continuado por su sucesor Miguel Angel Mancera se ha ganado los elogios de urbanistas y de muchos vecinos.
En la Alameda, inmortalizada por Diego Rivera en su mural “Sueño de una tarde de domingo en la Alameda Central”, las aceras de cemento fueron reemplazadas por otras de mármol, y se expulsaron a los vendedores ambulantes. En lugar de un caos de mesas plegables y lonas, el parque reabierto, coronado por el Palacio de Bellas Artes, el teatro de ópera estilo art nouveau, es un oasis de verdor y serenidad en medio del tráfico enloquecido.
Otro proyecto concluido es la Plaza de la República; antes invadida por indiogentes, ahora es una plaza donde juegan las familias y los niños corretean entre chorros de agua que se alzan desde el pavimento. La cúpula de cobre del Monumento a la Revolución, que debía ser la entrada al palacio del congreso, ha sido pulida y está resplandeciente.
Foto: CUARTOSCURO Archivo
En la Capilla de la Inmaculada Concepción de Tlaxcoaque la ciudad ha instalado fuentes multicolores que se iluminan de noche y una calle peatonal en lo que antes era una playa de estacionamiento. Bajo un puente cerca del barrio de clase media alta de la Condesa se abrió espacio para una taquería y una plaza con juegos infantiles. La calle Gustavo I. Madero en el centro histórico es ahora una vía peatonal que llega hasta el zócalo, la plaza central bordeada por el Palacio Nacional y la gigantesca Catedral Metropolitana.
La nueva Glorieta de Insurgentes
El proyecto principal de renovación es la ajetreada Glorieta de Insurgentes, por donde pasan diariamente cientos de miles de pasajeros.
En 1969, cuando se construyó la glorieta, la prioridad era permitir que la avalancha de peatones y de autos pudiera trasladarse de un punto de la ciudad a otro. Ante el crecimiento de la ciudad y la población, se construyeron autopistas periféricas. Los automovilistas eran los beneficiarios de la nueva infraestructura, y una bruma parduzca se asentaba sobre la ciudad. Calles y plazas antes célebres y seguras quedaron abandonadas y se transformaron en vecindarios por donde la gente evita transitar tras la puesta del sol.
FOTO: ESPECIAL
La glorieta de Insurgentes se convirtió en un lugar para atravesar rápidamente, donde convergen adolescentes de diferentes tribus urbanas. Gente sin techo ocupó los depósitos abandonados alrededor de la rotonda y edificios de apartamentos desvencijados. Muchos negocios se convirtieron en sórdidos cafés bajo los enormes carteles publicitarios.
Los urbanistas quieren transformar este panorama sucio y caótico en algo deslumbrante como Times Square o el Piccadilly Circus londinense. Ya se han instalado cilindros de 20 metros de altura con pantallas circulares. Se han eliminado los canteros descuidados y los bancos usados para lanzarse en patineta para crear un panorama abierto de cemento blanco.
La renovación busca transformar la glorieta en un lugar más atractivo para los ciclistas y usuarios del transporte público en una ciudad que ganó la no envidiable fama de ser la peor del mundo para los pasajeros en una encuesta realizada por IBM en 2011.
Según el gobierno, en el proyecto Insurgentes se inaugurará un nuevo modelo para limitar la publicidad a determinados lugares. En 2010, el gobierno de la ciudad prohibió los carteles publicitarios en edificios tanto públicos como privados, con multas de hasta 9.000 dólares para los infractores. Dos años después, la ciudad sigue cubierta por carteles gigantescos.
Los proyectos futuros incluyen la limpieza de 67 puentes en toda la ciudad, iluminación de plazas y apertura de senderos en el Parque de Chapultepec, el gran espacio verde de la gran urbe.
Algunos proyectos, como el de la Glorieta de Insurgentes, cuentan con algo de financiación privada. Para esta renovación, las 15 compañías publicitarias que colocan las pantallas aportan 4.5 millones de dólares. Los detractores temen que esto beneficie a las compañías privadas más que a los vecinos. Buena parte del embellecimiento del centro histórico fue financiado por el magnate de las telecomunicaciones Carlos Slim.
En medio del rescate surge la polémica.
El gobierno de Azerbaiyán aportó 5 millones de dólares para la renovación de un parque que bordea el Paseo de la Reforma, por lo cual el gobierno del DF erigió en el lugar una estatua de granito del difunto presidente azerí Geidar Aliyev. El problema es que Aliyev es conocido como un dictador que reprimió brutalmente a la disidencia durante su régimen de 1993 a 2003. Una comisión ha recomendado que se retire la estatua.
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