WASHINGTON. Finalmente, la presión ejercida por el presidente Obama sobre los republicanos dio resultado. Al límite de las horas pero Obama logró su objetivo principal: incrementar el impuesto sobre la renta a los ciudadanos que tienen ingresos superiores a los 450 mil dólares anuales (5 millones 850 mil pesos). En términos políticos, los republicanos midieron el costo-beneficio de su decisión conjunta. De haber votado mayoritariamente en contra, el presidente Obama se hubiera encargado de recordar a la población la falta de compromisos, que de manera sistemática, caracterizan a los republicanos.
Con la decisión de la Cámara de Representantes se evita el llamado precipicio fiscal (ver en página 12 las consecuencias que hubiera arrojado). A favor de la reforma votaron 257 legisladores mientras que 167 votaron en contra. La victoria fue clara después de largas negociaciones durante los últimos días, siempre coordinadas por el presidente Obama.
Entre los republicanos que votaron finalmente a favor del compromiso figuran el propio presidente de la Cámara, John Boehner, y el ex candidato a la vicepresidencia de EU, Paul Ryan.
Con el plazo ya vencido, un Congreso envió al presidente Barack Obama para su firma el pacto fiscal. Unos minutos después de la aprobación, el presidente dio un mensaje a la nación, en él, se congratuló por el resultado y la fructífera negociación en ambas cámaras. Explicó que la decisión es un paso para reducir el déficit aunque no es el único que se deberá de dar.
Con la aprobación del paquete acordado, el 98% de las familias estadunidenses no verán alterado el pago destinado a los impuestos. Otra de las medidas tendrá impacto directo entre los desempleados ya que se extiende por un año más el subsidio que reciben dos millones de estadunidenses. En síntesis, el acuerdo permitiría incremento de impuestos a los contribuyentes de mayores ingresos, pero mantendría los recortes fiscales de una década de existencia para el resto. Aplaza, sin embargo, por dos meses, los recortes automáticos previstos en el gasto del Gobierno federal, lo que presagia nuevos enfrentamientos en poco tiempo entre republicanos y demócratas.
Por la tarde, después de que el Senado ya había acordado el nuevo paquete fiscal, se temía en los corrillos de la Cámara de Representantes que, de manera masiva se propusieran enmiendas por parte de los republicanos, escenario que hubiese complicado aun más el resultado final ya que dichas enmiendas tendrían que haber regresado al Senado. Un asistente dijo que el líder de la mayoría demócrata en el Senado Harry Reid “absolutamente no se ocupará de la iniciativa si la Cámara de Representantes la cambia”. El asistente pidió no ser identificado, citando un requerimiento de mantener en privado las deliberaciones internas.
La estrategia que siguió el presidente Obama fue la de desgastar mediáticamente a los republicanos; señalarlos como responsables de una nueva crisis. Las tácticas del presidente funcionaron. Con información de EFE y AP