A pesar de los problemas económicos y de la pobreza que afectan a nuestro país, ocho de cada 10 mexicanos afirman ser felices, de acuerdo con la nueva medición internacional de la felicidad desarrollada por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) en colaboración con diferentes organismos como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

 

Hasta ahora, la mayoría de los países miden cómo van sus políticas con puros números, es decir que para determinar la felicidad de sus ciudadanos evalúan sus ingresos, el número de productos electrónicos vendidos y la cantidad de casas construidas.

 

Sin embargo, un número creciente de gobiernos se pregunta si no debería cambiar la manera de medir la felicidad de su población e incluir elementos subjetivos en su cuestionario, que hasta ahora solamente contaba con indicadores económicos como el Producto Interno Bruto (PIB).

 

 

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Por ejemplo, en Estados Unidos, el resultado trimestral de los estudios socioeconómicos y de la situación del empleo se convierte en indicadores de medición del estado de la economía del país.

 

No obstante, antes de la crisis económica del 2008, los estadunidenses se enfrentaron a una posible paradoja que sugiere que el dinero no puede comprar la felicidad. Pero, mientras la riqueza per cápita de EU ha aumentado durante los últimos años, la empresa Gallup y otras encuestas afirman que la población no ha modificado su nivel de felicidad.

 

Por esta razón, gobiernos estatales y municipales de nuestro país vecino están cambiando sus mediciones para determinar si otros indicadores, además del PIB, podrían guiar mejor sus políticas públicas. Buscan determinar si los pasajeros prefieren utilizar el tren en lugar gastar muchas horas en el trafico con su coche, tal vez el transporte público podría ser mejorado, estiman ciertos políticos.

 

Grupos civiles de ciudades como Seattle, Eau Claire y Nevada City, han puesto en marcha iniciativas para medir de otra manera la felicidad de sus habitantes, solicitando que contesten un cuestionario cuyos resultados servirán para crear una nueva medición.

 

A nivel internacional, desde 2004 se discute cambiar la medición del bienestar e incluir indicadores más subjetivos así como el progreso material y social.

 

En junio pasado, la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible pidió un índice más amplio que sólo el PIB para incluir impactos ambientales y sociales.

 

Anteriormente, en abril, la ONU discutió sobre el índice nacional sobre la felicidad utilizado por Bután, un pequeño país de alrededor de 700 mil habitantes ubicado en el Himalaya. Desde 1972, esa nación usa una medición diferente que no depende solamente del dinero, sino también sobre su satisfacción con la vida, la seguridad y la salud, entre otros indicadores. Sus resultados sirven en la toma de decisiones de los legisladores, como la interdicción de vender tabaco y la introducción de las visas a los turistas.

 

Por otra parte en octubre pasado, durante  el Foro Mundial de la OCDE sobre Medición del Bienestar para el Desarrollo y  Políticas, en Nueva Delhi, se adoptó una nueva forma de medir el bienestar subjetivo, llamado Módulo de Bienestar Autorreportado (BIARE).

 

Éste ya cuenta con elementos para medir el progreso de las sociedades, como el progreso material, calidad de vida a partir de indicadores objetivos y subjetivos, e indicadores de sostenibilidad intergeneracional del progreso social.

 

“Este modelo puede servir a los gobiernos para crear políticas sociales y tomar decisiones que ayude a la población. Al final, también sirve para evaluar la eficiencia de los recursos públicos y de las políticas del gobierno”, dijo a 24 HORAS Mariana González,investigadora del Centro de Análisis e Investigación Fundar.

 

Los resultados de una medición subjetiva de la felicidad, añadió la investigadora, permiten que se cumpla “el rol del gobierno cuya responsabilidad es garantizar el bienestar de todas las personas”.

 

Hasta el momento, algunos países expusieron los avances en la medición del progreso social. Entre ellos, Australia, Reino Unido, China, Francia, Japón, Canadá, Chile, Filipinas, Bután, Italia, Marruecos y México.

 

Mexicanos felices

 

Por primera vez en su historia, el Instituto Nacional de Estadística e Geografía (INEGI) empezó este año a medir la felicidad de su población a través de esa nueva medición internacional.

 

“Es una pieza que nos estaba haciendo falta en la estadística de México, porque ciertamente no podemos olvidar que hay problemas de tipo material que están ahí y que es urgente que se atiendan. Problemas como la pobreza, la desigualdad, la insuficiencia de casas con piso firme”, explicó Gerardo Leyva, director general adjunto de investigación del INEGI.

 

Aunque el organismo publica información acerca de estas problemáticas, Leyva afirmó que “no estábamos poniendo atención sobre el resultado final, es decir, el proceso de desarrollo y de crecimiento, porque si tenemos progreso material que no se refleja en la vida según la experimentan las otras personas, entonces algo esta fallando”.

 

Durante el primer trimestre de 2012, el INEGI aplicó, de manera experimental, un cuestionario sobre la evaluación subjetiva del bienestar a un poco más de 11 mil personas entre 18 y 70 años de edad.

 

En total, 83.5% de los mexicanos cuestionados dijeron estar satisfechos o moderadamente satisfechos con su vida.

 

En una escala del 0 al 10, la valoración promedio de felicidadsuperó a la de satisfacción con la vida, al ubicarse la primera en 8.4 y la segunda en 8.0 puntos, en el grupo poblacional considerado.

 

 

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“Pero eso no significa que 80% de los mexicanos sean felices. Hay que tener cuidado de no extrapolar nuestra experiencia. No podemos pensar que arriba de 6 todo está bien. Realmente las personas estamos diseñadas evolutivamente para que la vida nos guste y la disfrutemos”, advirtió Leyva.

 

Para medir el bienestar, el INEGI le preguntó a la gente acerca de su estado moral, sus sentimientos actuales, su nivel de satisfacción con la vida personal y profesional, así como otros datos usuales como el nivel de educación, género, ingresos, entre otros.

 

Entre los temas que más satisfacción proporcionan a los mexicanos se mencionaron la vida familiar (8.6 puntos) y la autonomía (8.5), mientras que la salud, la vida afectiva y la apariencia registraron 8.2 puntos cada uno.

 

Los temas de más baja calificación fueron la situación económica (6.5 puntos),elpaís y el tiempo disponible con 6.8 puntos, respectivamente.

 

Respecto a la edad, el nivel más alto de satisfacción con su vida fue el grupo de 18 a 29 años con 8.1 puntos; y el más bajo en el grupo de 45 a 59 años con 7.9 puntos. Por su parte tanto el grupo de 30 a 44 años y el de 60 a 70 años tienen una valuación de 8.0 puntos.

 

La educación también afecta la satisfacción con la vida de la gente, debido a que el promedio se eleva por cada nivel educativo. El promedio fue de 7.8 entre quienes tienen primaria completa; de 8.0 entre los que tienen secundaria completa; de 8.2 entre quienes terminaron la preparatoria; de 8.4 entre quienes tienen licenciatura y de 8.7 entre los que tienen posgrado.

 

Esta medición experimental sólo representa por el momento un promedio nacional de la felicidad, debido al pequeño número de personas entrevistadas, pero el INEGI se dio como tarea ampliar su encuesta próximamente para determinar el nivel de satisfacción con  la vida y la felicidad de la población de todos los estados.

 

“Con 11 mil entrevistas no me alcanza para tener suficiencia estadística que me permita comparar entre los estados, me alcanza para tener una imagen a nivel nacional. Entonces, uno de los pendientes que tenemos es en un futuro ejercicio levantar una encuesta más grande que me permita ver como se comparan los capitalinos con, por ejemplo, Yucatán”, indicó Gerardo Leyva.

 

 

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¿Y en el mundo?

 

A escala internacional, el investigador señaló que todavía es difícil saber en qué lugar se encuentra México ya que pocos países han publicado sus resultados de bienestar subjetivo hasta ahora.

 

Según la encuesta de Gallup, basada estrictamente sobre datos económicos, los países nórdicos son los más felices y los que tienen los niveles de felicidad más bajos son los países africanos.

 

“La región latinoamericana tiende dar resultados en consideración de su PIB per cápita un poco por encima de los resultados internacionales de satisfacción con la vida o de felicidad. La región de Europa del Este que estuvo detrás de la Cortina de Hierro sistemáticamente tiende a dar resultados marcadamente más pesimistas”, recordó Leyva.

 

Al parecer los mexicanos y latinoamericanos son más felices que los países de Norteamérica, señaló, pero “todavía es una pregunta que los investigadores de diversas universidades del  mundo siguen tratando de responder para saber qué es lo que hace esa diferencia”.

 

“Tenemos que esperar a que todos los países usen la metodología que estamos usando nosotros para poder compararnos con más precisión”, agregó.

 

Además de México, el Reino Unido publicó recientemente sus resultados de sus ciudadanos en cuanto a la satisfacción con su vida. El 75.9% de los habitantes afirmaron estar satisfechos.