El presidente de la unicameral Asamblea Nacional (AN), Diosdado Cabello, fue reelegido hoy para dirigir el Parlamento venezolano durante el período 2013-2014, con el apoyo del voto del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y en contra del bloque opositor.
Como vicepresidentes fueron elegidos los diputados Darío Vivas y Blanca Eekhout, también dirigentes del PSUV, que lidera el presidente del país, Hugo Chávez, quien convalece en Cuba de una cuarta operación por el cáncer que se le detectó en la isla hace año y medio.
“Mayoría evidente y contundente”, proclamó Cabello al contar las manos alzadas de los 97 diputados del PSUV del total de 165 escaños, y “minoría evidente” al contabilizar la de los opositores.
La elección se produjo tras el intercambio de acusaciones entre el oficialismo y la oposición, por el monopolio del chavismo de los cargos de la cámara.
El diputado exchavista Ismael García remarcó en el debate previo a la votación que la directiva parlamentaria no debía ser “el reparto de cuotas de un partido” y acusó al PSUV de reflejar así “su sectarismo, intolerancia y visión hegemónica”.
En la sesión parlamentaria estuvo presente el vicepresidente del país, Nicolás Maduro, a quien García acusó de “seguir llamando a la violencia, al miedo y a la intimidación”.
El diputado oficialista Pedro Carreño dijo al respecto que la oposición, aglutinada en la plataforma Mesa de la Unidad Democrática (MUD), “tiene una visión de la realidad que raya en la esquizofrenia”.
“La esquizofrenia es la que impera en la mesa de la incapacidad”, subrayó en alusión de la MUD.
La elección del presidente de la AN tuvo lugar en medio de una inusitada expectación por la importancia que el cargo representa en un escenario de “falta absoluta” del jefe de Estado, Hugo Chávez, convaleciente en Cuba tras ser operado de un cáncer el pasado 11 de diciembre.
La Constitución prevé que en caso de falta absoluta del mandatario electo el 10 de enero, día de la asunción presidencial, el titular de la Asamblea Nacional debe ocupar la máxima magistratura mientras se convoca a elecciones en 30 días y se elige un nuevo gobernante.
El Gobierno adelantó ayer que no se dan las condiciones exigidas por la carta magna para declarar tal falta absoluta y que el acto de asunción del 10 de enero es una formalidad que será cumplida más adelante si el presidente no puede estar ese día en la AN.