ISLAMABAD. Al menos 17 personas murieron en un ataque con misiles lanzado por aviones no tripulados (drones) de EU contra unos edificios supuestamente habitados por insurgentes en el noroeste de Pakistán, informaron fuentes oficiales.
El ataque ocurrió en la zona de Babargarh de la región tribal de Waziristán del Sur, situada en la conflictiva frontera con Afganistán, según explicaron al canal televisivo Dawn funcionarios de seguridad locales.
Las fuentes detallaron que la acción fue ejecutada por cuatro aparatos no tripulados que lanzaron un total de diez misiles contra un complejo de tres viviendas, que quedaron completamente reducidas a escombros.
De acuerdo con esta versión, los inmuebles pertenecían a un cabecilla insurgente local conocido como Imrán, cuyos milicianos son afines al grupo del líder talibán Hafiz Gul Bahadur.
Bahadur está considerado un hombre fuerte en la región vecina de Waziristán del Norte, principal bastión de los integristas en Pakistán, aunque según algunos analistas tiene un pacto de no agresión con las fuerzas armadas paquistaníes.
Sin embargo, su grupo ha sido el principal objetivo de los ataques de drones estadunidenses desde que arrancó hace ocho años este programa encubierto, con un total de 90 bombardeos, según el portal virtual The Long War Journal.
De acuerdo con esta fuente, los combatientes de Bahadur sufrieron el año pasado 15 ataques de aviones no tripulados, el mismo número que, por ejemplo, la red Haqqani, una facción talibán considerada por Washington como una de sus principales amenazas.
Pese a encontrar refugio en suelo paquistaní, los insurgentes de Bahadur y Haqqani centran sus esfuerzos en golpear a las tropas de la OTAN desplegadas en Afganistán, de ahí que el aparato de seguridad de Pakistán eluda combatirlos.
El pasado día 3, un bombardeo acabó con la vida del mulá Nazir, que era líder de la principal facción talibán en Waziristán del Sur y estaba en la misma órbita que los dos grupos mencionados anteriormente.
Las acciones de los aviones no tripulados aumentaron considerablemente tras la llegada a la presidencia de EU de Barack Obama, en 2008.
Los ataques tuvieron su pico a finales de 2009 y en 2010, un periodo de gran fluidez en la cooperación antiterrorista entre Washington e Islamabad, pero desde entonces ha habido una progresiva disminución al hilo del deterioro de las relaciones bilaterales.
Tradicionalmente, estos ataques han contado con el consentimiento tácito del Gobierno paquistaní, aunque la política oficial de Islamabad es criticarlos en público, pues las acciones despiertan un fuerte rechazo popular en el país. EFE