Además de perder la Presidencia en 2012, el PAN perdió también 80% de sus miembros en la reciente reafiliación que organizó: del millón 868 mil 575 militantes y adherentes que tenía, sólo 360 mil ratificaron su participación en las filas del blanquiazul, según las propias cifras del instituto.
Esta desbandada modificó, además, el balance de fuerzas al interior del PAN. Liderazgos de primera fila, como Vicente Fox, Diego Fernández de Cevallos y Patricio Patrón Laviada, se negaron a ratificar su pertenencia al partido.
Ahora, en ese partido, el actual dirigente nacional, Gustavo Madero (quien en los últimos meses se enfrentó con Felipe Calderón), argumenta: “(El PAN) no era un partido corporativo, ni de masas. Somos un partido relativamente pequeño. Más o menos por cada miembro activo, tenemos 30 o 40 simpatizantes afuera del PAN”.
El líder azul señala que lo importante de este refrendo fue “la relación directa entre miembros y sociedad, y permanecer en unidad”. Recordó que en el año 2000 tenían un padrón de 300 mil miembros y, con su llegada al poder, comprobaron que eran un partido sumamente apoyado por la ciudadanía.
En el PAN existen dos tipos de miembros: los activos, que eran 354 mil 469. De éstos, sólo se reafiliaron 160 mil, y los adherentes, que sumaban un millón 514 mil 106, y que ahora son cerca de 200 mil. Respecto de la cifra final de afiliados, Gustavo Madero apunta que “el 19 de enero habrá reunión de Consejo Nacional y entonces conoceremos el padrón actualizado y depurado postrefrendo”.
Según militantes, líderes y consejeros nacionales panistas, esas cifras finales mostrarán que el peso relativo de Madero en el partido aumentó, aunque sea por descarte.
El panista Jorge Alberto Lara Rivera, ex subprocurador de la PGR y ex diputado, puntualiza: “Los grupos en el PAN no tienen una permanencia en el tiempo. El PAN es un partido muy dinámico en su interior y si ciertamente hay nuevos grupos con formaciones coyunturales, al paso de los meses tienden a redefinirse. Todavía no está el corte de caja definitivo y ya será interesante analizar cuando el CEN oficialmente muestre las listas”.
Lara explica que, en los últimos años, aspirantes a candidaturas buscaron afiliar militantes a mansalva, para tener más partidarios y peso. “Eso lo denunciamos en todo el país. Hubo convenciones y asambleas que nacieron con determinaciones viciadas. Ahora que el partido perdió la Presidencia, vemos que estos seudopanistas se fueron o ni siquiera se enteraron que tenían que refrendar”.
Los panistas que sí refrendaron, dice, eran los que estaban con el partido desde siempre, y en este conjunto destacaban los adictos al ex presidente Felipe Calderón y los cercanos a Gustavo Madero. Sólo que a finales de su sexenio, Calderón perdió dos batallas fundamentales: la elección presidencial y, tras la derrota, la fecha para la reunión en la que se “refundará” el PAN (enero). Ganó la fecha que Madero pedía.
Panistas de todas las corrientes, incluidos calderonistas, culpan de la desbandada a sus negociaciones que, aseguran, llevaron a Acción Nacional al tercer lugar.
Al respecto, el ex diputado federal y activo azul en la delegación Benito Juárez, Benjamín Muciño, dijo que la baja del grupo de Calderón era obvia porque muchos panistas no estuvieron de acuerdo en la manera en que afrontó la campaña de Josefina Vázquez Mota.
Y esto también acarreó una pérdida de poder para la ex candidata, quien se confrontó directamente con Calderón por el bajo apoyo que le brindó en campaña. Vázquez Mota, además, “se desapareció” en cuanto perdió la elección. Durante un mes estuvo fuera de los reflectores y reapareció en la asunción del priista Enrique Peña Nieto.
Muciño explica que, en todo caso, “muchos militantes en el PAN parece que siguen a un grupo o persona pero a la mera hora no se distinguen claramente. A todos les ha afectado la baja de los panistas activos y adherentes”. Afirma que lo que le hace falta a Acción Nacional es una dirigencia fuerte, muy partidista, que conozca al partido y sus principios.
Y el tema de la doctrina es central en un partido que se jacta de tener principios claros y valores elevados. Esto significó un escollo para otro grupo: el foxista. Vicente Fox no era un panista ortodoxo, como él mismo admitió. Y ni siquiera se reafilió, con lo que su peso en el PAN está en un mínimo histórico.
El asambleísta albiazul Enrique Vargas del Villar señala: “Los grupos al interior del PAN han afectado mucho al partido. Hay grupos que, perdiendo el partido, ellos ganan; que se benefician con esta baja de panistas. El partido o recompone eso o será muy difícil una recuperación electoral”.
Considera que algunos panistas se distanciaron porque el partido se alejó de la ciudadanía, y “mucha gente estaba en el PAN por trabajo”. Pone un ejemplo: “El Estado de México es donde menos panistas de corazón tenemos y obviamente veo focos rojos. Si hay un estado en crisis de panistas es el Estado de México”.
Otro grupo dañado fue el de Manuel Espino -ex líder nacional albiazul, expulsado del PAN y en proceso de fundar su propio partido-. Su enfrentamiento con otras fuerzas le valió el ostracismo. Y Juan Manuel Oliva, ex gobernador de Guanajuato, es señalado como cercano a Espino. Oliva ha sido acusado por consejeros nacionales guanajuatenses de pactar con liderazgos enfrentados, para sobrevivir en la política.
El líder del PAN en el DF, Mauricio Tabe, acepta que sufrieron una fuerte baja de militancia, pero subraya que en 2005 se hizo otro refrendo y también cayeron 50%. A pesar de ello, recuerda, refrendaron la Presidencia en 2006. “Esto no refleja la situación ni la aceptación del partido entre los ciudadanos, es una actualización de una base de datos de gente que no quiere participar o que ya se murió o que se afilió pensando que iba a obtener un empleo.
“El PAN es un partido que ha sufrido una derrota y ha tenido una tendencia a la baja. Lo reconocemos. Es un partido que tiene un gran número de militantes, que están convencidos sin recibir nada a cambio.”