Terminar con la corrupción será uno de los principales objetivos de la apertura de la inversión privada en Petróleos Mexicanos (Pemex), una empresa pública que le dará este año al Estado alrededor de mil 200 millones de pesos.

 

El nuevo director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, afirmó que la petrolera necesitaba ser más transparente y contar con un mejor sistema de rendición de cuentas.

 

“Mi administración tendrá tolerancia cero ante comportamientos fuera del marco legal”, advirtió durante su primer mensaje a los trabajadores de la paraestatal.

 

Al respecto, Richard Dixon, director ejecutivo del Centro para los Recursos Naturales, Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Alberta, Canadá, afirmó que la semiprivatización de Ecopetrol en Colombia en 2003 hizo que los directivos de la nueva sociedad pública por acciones tengan que lidiar con la corrupción que existe dentro de ella.

 

“Ecopetrol tiene que lidiar con la corrupción dentro de ella y utilizar su libertad en el mercado para competir más en el marco de la industria de hidrocarburos para llevar nuevos recursos al Estado”, dijo a 24 HORAS vía telefónica desde Edmonton.

 

No obstante, con su transformación, Ecopetrol se liberó de las funciones de Estado como administrador del recurso petrolero para dejarlas a la nueva Agencia Nacional de Hidrocarburos, creada con ese objetivo.

 

A pesar de que el gobierno siga teniendo un cierto control, la sociedad colombiana logró posicionarse en el grupo de las 40 petroleras más grandes del mundo y una de las cuatro principales de Latinoamérica.

 

Asimismo, el gobierno de Enrique Peña Nieto alista este año una reforma energética que permitirá la inversión privada en Pemex y transformar la paraestatal en una empresa más competitiva.

 

Diferentes modelos están siendo analizados para transformar a Pemex. Entre ellos, están los de Petrobras en Brasil y de Statoil en Noruega. Ambas empresas están administradas por un conjunto formado por el gobierno y una participación privada.

 

Sin embargo, el modelo de Saudi Aramco en Arabia Saudita parece ser el más conveniente para la futura Pemex, ya que esa petrolera es operada 100% por el gobierno, pero manejada como una empresa privada.

 

Richard Dixon recuerda que cuando Petro-Canadá era una sociedad paraestatal no era competitiva y tampoco le generaba importantes ingresos al Estado como México con Pemex.

 

“El gobierno decidió privatizarla porque quería un mercado más grande para las empresas estatales. En otras palabras, el mercado y las compañías iban a competir más”, comentó.

 

El experto en temas energéticos prevé que al privatizar o abrir Pemex a la inversión privada, no habrá un accionista mayor, sino varios minoritarios.

 

“Pero el problema es que el gobierno quiere seguir teniendo un cierto control sobre la empresa. Statoil es un buen ejemplo de este modelo. El gobierno noruego no tiene mucho control sobre el impacto de la empresa en el mercado. Lo que sí controla son a los financistas, en cuanto a dónde va el dinero”, explicó.

 

Para André Plourde, profesor experto en temas energéticos de la Universidad Carleton en Ottawa, Canadá, la apertura de la industria petrolera mexicana es una buena noticia, pues permitirá mayor posibilidades de inversión para las empresas extranjeras.

 

“México, tiene un potencial económico significativo debido a que existen importantes reservas de petróleo en el Golfo de México, pero no se ha podido explotar porque Pemex no tiene la tecnología necesaria para extraer el combustible en aguas profundas”, señaló.

 

Por esta razón, estima necesaria la privatización o la semiprivatización de la paraestatal porque la inversión extranjera podría financiar los importantes costos que requiere la explotación del petróleo en el Golfo.

 

“Hay una prospectiva importante en México para explorar, explotar y producir reservas petroleras. Pero la pregunta es ¿qué impacto tendrá sobre la nación mexicana, ya que genera una parte de su identidad por la industria petrolera?”, dijo Plourde.