PEKÍN. Las primeras huelgas de periodistas chinos contra la censura en décadas han topado con una respuesta contundente del Partido Comunista de China (PCCh), que reiteró que seguirá controlando a los medios y prohibió nuevas protestas.
En un comunicado dirigido a los altos cargos del Partido y a los responsables de los medios de comunicación de todo el país, el Departamento de Propaganda del PCCh señaló que el Gobierno chino “aún tiene el control absoluto” sobre los medios y que este principio es “inquebrantable”.
Con ello responde al conflicto que estalló en Cantón entre los periodistas del semanario Southern Weekly (Nanfang Zhoumo) y las autoridades provinciales, después de que los primeros protestaran por la censura que el jefe provincial de propaganda, Tuo Zhen, aplicó en la primera edición de 2013 de esa publicación. Al cambiar el sentido de una carta del editor en la que felicitaba a los lectores y, al mismo tiempo deseaba que China tenga un espíritu constitucional.
Los periodistas del rotativo, conocido por su periodismo de investigación y su línea editorial liberal, decidieron iniciar una huelga contra los cambios y omisiones de sus artículos, un hecho inédito en un periódico de tal importancia en el gigante asiático.
Más de 300 personas se concentraron ante la sede del rotativo, la mayoría de ellos jóvenes, mostrando pancartas como “El pueblo chino quiere libertad” o “Juntos, persigamos nuestros sueños, fuerza Nanfang Zhoumo” y dejando crisantemos amarillos (flor de luto en la cultura oriental) ante la puerta del edificio.
En referencia a esta manifestación, la misiva enviada señaló que “son varias fuerzas extranjeras hostiles las que han intervenido en las protestas” y reiteró que Tuo, ex vicepresidente de la agencia oficial Xinhua, “no tiene nada que ver con los incidentes”.
El comunicado prohíbe además que los periodistas y editores muestren apoyo públicamente a la causa del Southern Weekly y ordena a los medios de comunicación de todo el país que publiquen un editorial reproducido el lunes en el periódico Global Times, vinculado al PCCh, en el que se apunta que el gigante asiático “no tiene la infraestructura social para apoyar la prensa libre”.
El artículo también acusa a varios internautas de fingir ser periodistas del Southern Weekly para “difundir información falsa y dividir el país” y los vincula al activista pro derechos humanos Chen Guangcheng, residente en EU después de que en 2012 escapara de su arresto domiciliario y se refugiara en la embajada norteamericana.
“La reforma de los medios de comunicación es solamente una parte de las grandes reformas, pero nunca se convertirá en un área especial de la política china”, subrayó el editorial.
La prensa para intelectuales
PEKÍN. La prensa de la provincia de Cantón (sur de China) es desde hace años la más incisiva y profesional del país asiático.
El semanario “rebelde”, conocido en China como Nanfang Zhoumo, y su diario asociado, el Southern Metropolis Daily (“Nanfang Dushibao”), llevan años desafiando a la censura con reportajes sobre asuntos espinosos y destapando escándalos con un cuidado periodismo de investigación sin antecedentes en un país donde pocos periodistas tienen auténtica libertad para escribir.
Las dos publicaciones pertenecen a uno de los grupos mediáticos más importantes de China, Southern Media Group, dueño de 12 diarios, 9 revistas y una editorial de libros, entre otras empresas.
El grupo está sorprendentemente ligado al Partido Comunista de China, concretamente a su rama de Cantón, por lo que edita el diario oficial de la provincia, Nanfang Daily, pero al mismo tiempo permite mayor libertad de acción en algunos de sus medios, en busca de un periodismo más comercial y atractivo al público joven.
Southern Weekly, es el semanario más vendido de China (1.2 millones de copias semanales).
“Es el buque insignia del periodismo independiente chino y de la libertad de expresión en el país, dentro de los límites establecidos por el Gobierno”, comenta sobre él Daniel Méndez, profesor adjunto de Estudios Chinos en la Universidad Pompeu Fabra.
Según Méndez, que desde Pekín dirige la web periodística y de análisis ZaiChina, el semanario “está considerado el medio de comunicación de los intelectuales chinos”, una publicación que “siempre ha intentado hablar en nombre de los más débiles y de la justicia”.
Recientemente, Southern Weekly dio un ejemplo de sus atrevidos reportajes al publicar un extenso artículo de 40 páginas sobre el escándalo Bo Xilai, tema tabú para muchos otros medios, que deben ceñirse a la información de los medios oficiales (la agencia Xinhua, el Diario del Pueblo, la televisión estatal CCTV).
En aquel reportaje se revelaban desde métodos de tortura de Wang Lijun, ex jefe policial de Chongqing y “mano derecha” de Bo, hasta sus presiones para que la esposa del caído líder, Gu Kailai, asesinara al empresario británico Neil Heywood.
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