La historia de crímenes de quizás el más cruel y exitoso narcotraficante de América Latina, el colombiano Pablo Escobar Gaviria, está cautivando a los telespectadores chilenos, según constatan los datos de audiencia.
“Es una paradoja más aparente que real”, señaló el director del Área Audiovisual de la Escuela de Periodismo de la Universidad Andrés Bello, Pablo Laplace, estudioso de la televisión y su impacto sobre el televidente.
Indicó que la serie es una adaptación muy buena del libro La Parábola de Pablo, escrito por el ex alcalde de Medellín Alonso Salazar y realizado por la cadena Caracol, de Colombia, con libretos de dos víctimas de la violencia de “El Señor del Mal”.
Se trata de Juana Uribe y Camilo Cano, la primera sobrina de Luis Carlos Galán, y el segundo, es el hijo menor de Guillermo Cano, director del diario El Espectador, ambos asesinados por orden de Escobar.
El trabajo de los guionistas “es tan bueno, que el malo, es tan malo que llega a ser bueno”, dijo Laplace.
Escobar “viene a ser un antihéroe, una especie de Robin Hood, un personaje atractivo y se crea un perfil tan atractivo que hace que la audiencia sienta una simpatía con él, sabiendo que es trasgresor de las reglas, representa el mal, es astuto y rompe todo límite”.
Explicó que aunque la gente sabe que al final, el malo deberá pagar sus culpas, se siente interpretada por este personaje en aspectos profundos de sus sentimientos.
“Muchos de estos héroes negativos, se transforman en héroes, incluso se transforman en héroes románticos. Y se produce un efecto espejo, de reflejo y la gente dice: sí, el hombre es malo, pero yo también tengo rabia contra el sistema, contra la sociedad”.
El telespectador “como que se siente identificado con este aspecto de resistencia a lo establecido, se siente identificado e incluso siente una especie de compensación, con una vida cotidiana de problemas, frustraciones o molestias”, señaló Laplace.
Lo cierto es que Pablo Escobar se ha metido en la casa de los chilenos, y según algunos estudios en desarrollo, es “grito y plata” en los sectores populares y poblaciones donde imperan algunos émulos locales, aunque más modestos y menos exitosos.
En la televisión chilena se impuso por las buenas, y aunque en un principio “Pablo Escobar, el patrón del mal” iba a ser transmitida solo los domingos, debido al éxito pasó a emitirse de lunes a miércoles en el bloque “prime” y desplazó a otros espacios.
La serie que partió en el canal Mega con el año nuevo de 2013, ha promediado sobre los 13 puntos y en su tercer capítulo lideró la sintonía con 15.5 puntos promedio y un máximo de 22 puntos de audiencia.