La mujer vestía sencillo, aparentaba unos 55 años de edad. Se acercó a la mesa y de la forma más discreta que pudo, frente a los soldados y la policía, tomó su bolsa de mandado y sacó una caja, la colocó con cuidado y lentamente fue sacando tres granadas de fragmentación para uso táctico y una granada incendiaria para mortero calibre 60, usada para generar fuego en las trincheras.

 

De inmediato los militares observaron detalladamente las granadas, para verificar que estuvieran aseguradas y no existiera algún riesgo, porque todas, aunque viejas, pueden estallar.

 

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Así, fueron llegando las personas, sacaron de entre bolsas y cajas distintas armas. Poco a poco se fueron acumulando en las mesas receptoras granadas y fusiles de asalto. La jornada ocurrió en el Distrito Federal y no en una operación contra narcotraficantes. Se trataban de las armas que un ciudadano, el vecino de al lado de cualquiera, tenía en su casa y que estaba entregando a las autoridades a cambio de dinero o de algún regalo.

 

 

Sin preguntas sobre el origen las armas, y de forma anónima, pronto se fueron acumulando en las mesas equipo sólo comparado con el que se utiliza en una guerra: cinco granadas para mortero incendiarias y diez más, explosivas; cuatro fusiles de alto poder, automáticos y semiautomáticos AK-47 Cuernos de chivo y AR-15; cinco escopetas recortadas calibres 10 y 20; cinco pistolas italianas Prieto Beretta, de reciente fabricación calibre 9 milímetros; un revólver magnum 357; 10 granadas de fragmentación para fines tácticos, una decena de rifles con miras telescópicas y… ¡un lanzagranadas M203 calibre 40 milímetros!, que puede utilizarse de manera independiente o adaptarse a un fusil de asalto.

 

Un arsenal

 

Así, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) informó a 24 HORAS que de las mil 188 armas de fuego que se recogieron en el programa de desarme voluntario que puso en marcha el Gobierno capitalino en la delegación Iztapalapa, 35% son armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas; es decir, por lo menos 435 pueden ser utilizadas en un conflicto bélico.

 

Es armamento que, en teoría, no podría adquirirse ni siquiera tramitando una licencia de portación de arma de fuego, debido a que es arsenal con fines tácticos, con un alto poder de fuego y pensado no para el deporte o la defensa, sino para la guerra.

 

La primera etapa del programa de desarme voluntario en el Distrito Federal muestra que los capitalinos ya no poseen la vieja carabina de la Revolución, sino que de alguna forma consiguieron armas de alto poder.

 

 

 

 

Los resultados han sido tan sorpresivos, que el programa ya inició su segunda etapa, ahora con un módulo instalado en el atrio de la Basílica de Guadalupe, el cual estará funcionando hasta el próximo 16 de enero, en un horario de 9 de la mañana a 2 de la tarde. Apenas en cuatro días de operación, el reporte al juevesindicaba que se habían recibido 177 armas de fuego, de las cuales 129 fueron armas cortas, 35 largas y 13 granadas.

 

¡Sorpresas!

 

El pasado 30 de diciembre se acercó una vecina a los policías y militares, a quienes dejó boquiabiertos, cuando de una bolsa sacó un aditamento lanzagranadas de 40 milímetros, con mecanismo retráctil que puede ser montado a un fusil de asalto, como el M16, pero que además contaba con su propio gatillo para ser utilizado de forma individual.

 

Es un aditamento con un alcance de hasta 400 metros y comenzó a utilizarse en algunas guerras, como la de Vietnam, el Golfo, Afganistán e Iraq. Sus municiones pueden ser explosivas, antipersonales o incendiarias, por ejemplo.

 

“No deja de sorprender cómo un vecino puede tener algo así, ningún cuerpo policiaco en México tiene un aditamento así, que no sólo sea montable sino también con culata retráctil para usarse individualmente”, dijo uno de los militares entrevistados.

 

A cambio del lanzagranadas, la mujer recibió de las autoridades capitalinas cinco mil 500 pesos en efectivo, sin que se le hiciera ningún cuestionamiento, pues el compromiso de la campaña es el anonimato.

 

Pero no sólo hubo sorpresa por la potencia de las armas, sino también por el número. El policía segundo Raúl Rodríguez Martínez, de la Dirección de Armamento de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF), reveló que un vecino de Iztapalapa entregó en el módulo 16 armas de fuego, entre revólveres de diversos calibres, carabinas, y subametralladoras. A cambio, el hombre recibió 6 mil 500 pesos y una tablet.

 

Te presentamos un listado de algunas d elas armas presentadas en estas jornadas de despistolización aquí.