El ex embajador mexicano en Noruega, Dinamarca e Islandia, graduado en la Universidad de Harvard, Héctor Vasconcelos, mandó una carta al director de la Escuela de Gobierno de Harvard, David T. Ellwood, en la que expresa su rechazo a la estancia del ex presidente Felipe Calderón en esa institución académica.
En la misiva, fecha el 15 de enero, el hijo de José Vasconcelos, quien fue secretario de Educación, filósofo y escritor; indica que la presencia de Calderón en la institución “no en calidad de profesor, es una negación radical de los valores que la universidad me inculcó”.
Asimismo señaló que si el ex titular del Ejecutivo federal permanece en Harvard, “me veré en la dolorosa situación de devolver a la universidad mi grado académico, que es el documento que más he apreciado en mi vida”.
Y añadió: “Me dolería mucho que Harvard, que ha sido una conciencia moral de Estados Unidos por casi cuatro siglos, baluarte de liberalismo y el anticonservadurismo, y ha producido estadistas como F. D. Roosevelt, hoy acogiese a quien representa lo contrario de sus valores tradicionales”.
Aquí el texto íntegro:
México, D.F., a 15 de enero de 2013.
Dr. David T. Ellwood
Director
Escuela de gobierno John F. Kennedy,
Universidad Harvard
Muy estimado señor Director:
En mi calidad de graduado de la Universidad de Harvard -generación 1968 de Harvard College- le dirijo estas líneas para expresar mi rechazo absoluto a la presencia del Sr. Felipe Calderón en nuestra universidad. La invitación que se le hizo para una estancia académica, así sea sólo por un año y no en calidad de profesor, es una negación radical de los valores que la universidad me inculcó. Precisamente porque debo a Harvard mi formación intelectual y los cuatro mejores años de mi vida me siento profundamente agraviado.
Millones de mexicanos (entre 30 y 40 por ciento del electorado) pensamos que Calderón fue impuesto en la Presidencia por los poderes fácticos de mi país y que nunca pudo demostrar que ganó en buena lid las elecciones de 2006. Fue un presidente legalizado por autoridades electorales -que en dos ocasiones han traicionado su vocación democrática. Pero no legítima.
Por otra parte, inició una mal planteada y devastadora guerra anticrimen organizado, que no formó parte de su plataforma electoral y sólo se desató para buscar una legitimidad que las urnas le habían negado. Su fragilidad política lo llevó a provocar un desgarramiento nacional de consecuencias imprevisibles.
En apretadísima síntesis, el legado de su gobierno puede resumirse en más de 90 mil muertos, alrededor de 25 mil desaparecidos, decenas de miles de desplazados y una violencia generalizada que ha dejado a zonas enteras del país fuera del control del Estado. Igualmente grave durante su gobierno el número de mexicanos en condiciones de pobreza creció de 45.5 a 57 millones y el de ciudadanos en pobreza extrema se incrementó en 144 por ciento, es decir, 6.5 millones adicionales a los 14.7 millones que se encontraban en esa condición en 2006 (cifras al cierre de 2010).
Quizá no se perciba en Estados Unidos que Calderón es, asimismo, un representante histórico de la derecha religiosa. Durante su gobierno se vulneró en los hechos y de manera ostentosa al estado laico, que en México es una de nuestras más preciadas conquistas.
En otro orden de cosas, durante mucho tiempo, la capacidad para manejar la lengua inglesa con al menos corrección, fue un requisito para estar en Harvard. Como usted apreciará en sus encuentros con él, el inglés del señor Calderón provoca pena ajena. A mí, me sonroja. Yo tuve eminentes profesores -Brzezinski, Kissinger, Stanley Hofmann, entre otros, que, sin haber nacido en Estados Unidos manejaban un inglés perfecto.
Por todo lo anterior considero que la presencia de Calderón en Harvard contradice los valores de democracia representativa, pensamiento crítico y honestidad intelectual y moral que la universidad promueve. Espero que la escuela Kennedy reconsidere y sea sensible al sentir de millones de mexicanos.
En caso que Harvard sostenga el nombramiento de Calderón, me veré en la dolorosa situación de devolver a la universidad mi grado académico, que es el documento que más he apreciado en mi vida. Me dolería mucho que Harvard, que ha sido una conciencia moral de Estados Unidos por casi cuatro siglos, baluarte de liberalismo y el anticonservadurismo, y ha producido estadistas como F. D. Roosevelt, hoy acogiese a quien representa lo contrario de sus valores tradicionales. Si la universidad ha cambiado sus principios o no tiene ya ningunos, entonces, no deseo mantener su título.
Muy atentamente.
Suyo.
Héctor Vasconcelos
Generación 1968, Harvard College
Ex embajador de México en Noruega, Dinamarca e Islandia.
c.c.p. Dr. Drew Gilpin Faust, Presidenta de la Universidad de Harvard
c.c.p. H.E. Anthony Wayne. embajador de Estados Unidos