MOSCÚ. Por besar a su novio en público durante una protesta frente al Parlamento de Rusia, Pavel Samburov fue detenido 30 horas y se le impuso una multa equivalente a 16 dólares, acusado de “vandalismo”, pero si el país promulga una nueva ley contra los gays, la Policía rusa podría considerar un beso como “propaganda homosexual” ilegal, lo que conllevaría una multa equivalente a 16 mil dólares.
La iniciativa de ley será a sometida este mes a una primera votación. Según el proyecto, impulsado por el Kremlin y la Iglesia Ortodoxa Rusa, sería ilegal a nivel nacional facilitar a los menores de edad información considerada “propaganda de sodomía, lesbianismo, bisexualismo y transgéneros”.
La iniciativa prohíbe la realización de actos públicos en los que se promuevan los derechos de quienes tengan preferencias diferentes a las heterosexuales, ya que consideran que esto ha contribuido a la oleada de protestas contra el gobierno del presidente Vladimir Putin. San Petersburgo y varias ciudades rusas ya tienen leyes similares.
Samburov, fundador de la asociación Arco Iris que defiende los derechos homosexuales, dijo que la iniciativa contra los homosexuales se inscribe en la campaña de represión del Kremlin contra las minorías de todo tipo —políticas, religiosas y también sexuales— y que busca distraer la atención de la ciudadanía en torno al descontento cada vez mayor hacia el gobierno de Putin.
En los últimos meses fueron aprobadas con celeridad otras leyes que según el Kremlin buscan proteger a los jóvenes rusos y fomentar los valores tradicionales. Algunas prohíben y bloquean contenidos en internet y afectan a publicaciones impresas consideradas “extremistas” o impropias para los jóvenes.
Denis Volkov, sociólogo del Centro Levada —una encuestadora independiente— dijo que la iniciativa antihomosexuales encaja en la “lógica general” de un gobierno con intenciones de limitar diversos derechos, pero en este caso, la iniciativa ha sido recibida principalmente con indiferencia o abierto entusiasmo por los rusos promedio.
De acuerdo con una consulta que Levada efectuó en 2012, casi dos tercios de los rusos consideran a la homosexualidad “moralmente inaceptable y digna de condena”.
Casi la mitad está en contra de las movilizaciones gay y en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, y casi una tercera parte cree que la homosexualidad es resultado de “una enfermedad o de un trauma psicológico”, según la encuesta.