LISBOA. Buenas dotes de oratoria, ropa elegante y una tarjeta falsa de consultor de la ONU. Nada más necesitó Artur Baptista da Silva para engañar durante semanas a Portugal, cuya policía investiga si existe delito en esa condición de impostor.
Con un discurso extremadamente crítico con las políticas de austeridad pronunciado en un país marcado por los cortes y ajustes aplicados por el Gobierno conservador -a instancias de la UE y el FMI, que controlan su rescate financiero-, Baptista da Silva triunfó, impulsado por una amplia cobertura mediática.
Decía ser promotor de un Observatorio de los países de Europa del Sur y autor de un informe presuntamente elaborado para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Hoy se sabe que el texto es una copia de otro, firmado por el investigador del Banco Mundial Martin Ravaillon, y fue la ONU la que desmintió oficialmente que trabajara para la organización y puso el engaño al descubierto.
El caso despertó en un principio cierta indignación, aunque con el tiempo se ha ido convirtiendo más bien en motivo de burla, como se puede ver en la red social Facebook. Grupos como “Fans de Artur Baptista da Silva” o “Yo trabajé en la ONU con Baptista da Silva” reúnen ya a cientos de portugueses.
El montaje comenzó hace varios meses. Erigido en profesor de Economía Social en la estadunidense “Milton Wisconsin University” -cerrada desde 1982-, antiguo secretario de Estado -cargo que nunca ocupó- e incluso consultor del Banco Mundial, tuvo contactos con la alta sociedad lusa.
Primero participó en la Universidad de Verano que organiza el Partido Socialista, después entró en la Academia del Bacalao de Lisboa, una especie de asamblea que organiza tertulias y cenas en la capital lusa, tras lo que fue invitado a dar varias conferencias en el Gremio Literario y el International Club of Portugal.
“La Unión Europea corre serio riesgo de volverse un embuste. La zona euro entró en caída libre. Grecia acabará en quiebra y España e Italia ya están en las garras de los hambrientos ‘mercados’. La única política impuesta por los gobernantes europeos se resume en una palabra: austeridad”, defendía a principios de diciembre frente a un grupo de intelectuales.
Entrevistas con varios periódicos y canales de televisión lusos a mediados de diciembre acabaron por darle una notoriedad pública que sobrepasó las fronteras lusas y que, a la postre, se convirtió en el principio del fin y ha destapado un largo historial de engaños.
Medios portugueses informaron con profusión de que a sus 61 años, Baptista da Silva presenta una trayectoria errática, en la que figura su presencia como director del Consejo Fiscal de uno de los clubes de futbol más importantes de Portugal, el Sporting de Lisboa, así como su cargo de director en un instituto de educación secundaria.
De acuerdo con estas mismas fuentes, el impostor pasó dos veces por la cárcel, primero por utilizar cheques sin fondos y documentos falsos, y después por un atropello mortal. EFE/ Oscar Tomasi