El reconocido Programa Hambre Cero (Fome Zero) establecido por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en 2003 fue el puntos de partida para la Cruzada contra el Hambre presentada ayer por el presidente Enrique Peña Nieto.

 

Rosario Robles, titular de la Sedesol, dependencia que estará a cargo de la Cruzada, declaró ayer durante su presentación en el estado de Chiapas que ésta “tiene cinco objetivos primordiales, perfectamente compatibles con los Objetivos del Milenio y con la estrategia Hambre Cero, impulsada por el Secretario General de la ONU”.

 

Esta estrategia está basada en el programa instaurado por el expresidente brasileño en los primeros días de su gobierno.

 

Desde que era gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto demostró interés en el desarrollo social que logró el ex presidente Lula da Silva.

 

En abril de 2010, Peña Nieto se reunió con Marco Aurelio García, jefe de gabinete del mandatario brasileño, para conocer los programas que habían sacado de la pobreza extrema a 3.5 millones de personas, hasta ese momento. Brasil es un referente para todos los países de la región y cuyo éxito “se debe a que es un gobierno para todos”, declaró en aquella ocasión el hoy presidente.

 

Posteriormente, en octubre de 2011, previo al encuentro con Lula da Silva, el ex gobernador mexiquense expresó nuevamente su deseo de seguir conociendo las políticas públicas sociales que desarrolló Brasil y lograron sacar a 28 millones de brasileños de la pobreza.

 

“Es una plática que queremos tener para conocer las políticas sociales, muy en especial las que tienen que ver con el impulso de la economía. En Brasil se lograron buenos resultados con el combate a la pobreza”, justificó el mandatario.

 

Lula da Silva se encontraba de visita en México para recibir el reconocimiento del Centro Lázaro Cárdenas por su lucha contra la pobreza en el país sudamericano.

 

Para el senador Gerardo Sánchez García, vicecoordinador del grupo parlamentario del PRI y presidente de la Confederación Nacional Campesina (CNC), la Cruzada Nacional contra el Hambre presentada por Peña Nieto es muy similar al programa del brasileño, pero desde luego adaptado a las necesidades y condiciones de cada país.

 

“Una preocupación que tenía Lula era resolver el problema que se tenía de pobreza, desnutrición y hambruna en Brasil, y eso es justamente lo que pretende el presidente Peña Nieto”.

 

Entre las principales similitudes, el senador destacó la población objetivo de ambos programas: personas que viven en condición de pobreza extrema y multidimensional, que desde luego presentan carencia de acceso a la alimentación; así como eliminar la desnutrición infantil.

 

Las medidas también coinciden: aumentar la producción de alimentos para asegurar la seguridad alimentaria y evitar las pérdidas postcosecha, y propiciar la participación de todos los sectores (iniciativa privada, asociaciones, sociedad civil), a fin de que no sea responsabilidad sólo del gobierno.

 

“Las diferencias entre los programas son pocas, lo que tiene que destacarse es que se promueve la participación comunitaria en la solución de un problema como es el hambre”, señaló.

 

RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL

 

Hambre Cero brasileño ha sido calificado como un éxito por la ONU y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).

 

Su objetivo es alimentar a la población que vive con menos de un dólar al día, para que pueda contribuir al crecimiento de su comunidad con empleos y el desarrollo sustentable de la región que habita.

 

La estrategia principal del programa es Subsidio Familias, que consiste en la entrega de 50 reales mensuales (24.5 dólares) a familias en pobreza extrema; al mismo tiempo que les entregan vales para gas, becas escolares y atención médica, de manera que todo el recurso se destine a alimentación.

 

A la par, el gobierno fomenta la agricultura local y adquiere todos los insumos de los comedores de los productores regionales, lo que a su vez obliga a los grandes productores a dar un mejor precio, de acuerdo con un análisis elaborado por la ONU.

 

Según el análisis, el programa impulsó además la creación de empleos, en un país que tiene una de las tasas de desempleo más alto en el continente (13%).

 

En retribución, los adultos contribuyen con obras de mejoramiento de infraestructura y en servicios que otorga el estado, por ejemplo, las mujeres deben cocinar por lo menos una vez al mes en los comedores comunitarios.