Casi dos años después del arribo de un cable de fibra óptica que enlazó Cuba con Venezuela con el objetivo potenciar el escaso acceso a internet en la isla, las autoridades informaron que ya está operativo.

 

Sin embargo, no significará la multiplicación de acceso a la red de redes por parte de las instituciones y la población pues aún faltan inversiones en infraestructura interna que lo permitan, advirtió un comunicado de la empresa estatal de telecomunicaciones ETECSA. SA.

 

“El sistema de telecomunicaciones ALBA-1, que enlaza mediante cable submarino de fibra óptica a Cuba con Venezuela y Jamaica está operativo desde el mes de agosto de 2012”, indicó el texto del mensaje difundido el jueves por la firma en el periódico oficial Granma.

 

Inicialmente se está “cursando tráfico de voz correspondiente a telefonía internacional”, agregó el comunicado.

 

La confirmación se produce unos días después de que medios de prensa extranjeros difundieran los informes de la firma norteamericana Renesys –con sede en Manchester, estado de New Hampshire– que se dedica a monitorear el tráfico internacional de internet y en el cual se advirtió sobre cambios en la velocidad y los patrones desde la isla.

 

Según Renesys, este aumento en la transmisión de información significaba que Cuba utilizaba finalmente el cable de fibra óptica, del cual guardaba silencio desde que en febrero de 2011 fuera recibido con una amplia cobertura de medios de prensa local y discursos optimistas por parte de las autoridades del sector.

 

“Desde el pasado 10 de enero se comenzaron a ejecutar las pruebas de calidad de tráfico de Internet sobre dicho sistema. Las mismas se realizan utilizando tráfico real desde y hacia Cuba, con el fin de normalizar esta vía de comunicación”, informó el comunicado de ETECSA S.A.

 

El autor del informe de Renesys fue el analista Doug Madory, quien aseguró que la velocidad detectada por él el martes de esta semana era “razonable”, un calificativo que no suele usarse para describir la conexión actual –sin cable– mediante satélite, que impone un tráfico lento y caro.

 

Desde mediados de la década de los 90, cuando internet comenzó a extenderse en el mundo, Cuba debió comprar espacios de señal satelital que ofrece muy poco ancho de banda, pues las reglas del embargo estadounidense le impiden conectarse a los cables submarinos que pasan cerca de sus costas.

 

La isla es antepenúltima en la lista mundial de conectividad a internet, según un estudio, y sólo por la instalación del cable se habrían invertido unos 70 millones.