PARÍS. La madre de Florence Cassez, la francesa liberada ayer en México tras haber pasado siete años en prisión, denunció hoy que su hija fue una “rehén”, y que el anterior presidente mexicano, Felipe Calderón, la utilizó políticamente.

 

“Desde el momento en que Felipe Calderón se dirigió al pueblo para decir que no dejaría (a Florence Cassez) que se fuera, ¿por qué lo hizo?”, se preguntó Charlotte Cassez en una entrevista a la cadena de televisión “BFM TV”.

 

Charlotte Cassez, que siguió en París el dictamen ayer de la Suprema Corte de Justicia de México que sacó de la prisión a su hija, insistió en que “en tiempos de Felipe Calderón hubo enormes presiones hacia los jueces” y “eso no ha ocurrido ahora”.

 

Señaló que a favor de Florence han jugado tanto el cambio en la presidencia de México, con la llegada de Enrique Peña Nieto, como la jubilación de un juez del Supremo que “estaba ferozmente en contra de la liberación” de la mujer de 38 años, que fue condenada -primero a 96 años de prisión, pena rebajada en 2009 a 60 años- por secuestro, entre otros delitos.

 

En cuanto a la intervención de las autoridades francesas, consideró que sin la intervención del anterior jefe del Estado, Nicolas Sarkozy, y del actual, François Hollande “no se hubiera conseguido” la liberación.

 

“Sabíamos que solos no lo lograríamos”, declaró antes de añadir que “fue un alivio” que Sarkozy les hubiera recibido poco después de su llegada al Elíseo y que Hollande siguiera ocupándose del tema.

 

La madre de Cassez contó que su hija hablaba desde la cárcel por teléfono con Sarkozy “continuamente” y que ayer tras su liberación volvieron a hacerlo.

 

El caso de Cassez generó una crisis diplomática entre Francia y México en 2011 cuando Sarkozy decidió dedicar el año de México en Francia a esta mujer. La reacción inmediata de México fue anular todos los actos de esas conmemoraciones.

 

Frente a los pronunciamientos públicos de Sarkozy en favor de Cassez, que chocaron con Calderón, Hollande cuando llegó al Elíseo optó por un perfil públicamente más discreto.

 

El 17 de octubre, el actual presidente francés recibió a Peña Nieto, que entonces todavía era sólo presidente electo y no había asumido oficialmente el cargo. Ambos se comprometieron a no intervenir y dejar la resolución del caso en manos de la justicia mexicana.