EL CAIRO. El “Black bloc” o Bloque negro, una organización violenta y opaca de jóvenes encapuchados que se ha sumado los últimos días a los incidentes en Egipto, sobretodo en la Plaza Tahrir, ha generado controversia sobre sus objetivos y la identidad de sus integrantes.
Sus pasamontañas y antifaces, su ropa oscura y su rechazo a hablar con la prensa han empujado a algunos medios de comunicación egipcios y árabes a considerarlos como parte de una conspiración extranjera que supone una amenaza para el orden público.
Sin embargo, los miembros de ese grupo explicaron en esporádicas declaraciones que actúan para combatir “la tiranía fascista” de los Hermanos Musulmanes, que dominan actualmente la escena política egipcia.
Dos días antes del segundo aniversario de la revolución del 25 de enero de 2011 y de que se desatara la nueva ola de violencia, uno de sus dirigentes dijo que su objetivo es derrocar al presidente, Mohamed Mursi, y el gobierno de los Hermanos Musulmanes para impedir que este grupo monopolice el poder.
Pocas horas después de esa entrevista, el grupo difundió un vídeo en Youtube para inaugurar la presencia pública de la organización con un único objetivo: “Combatir la tiranía fascista de los Hermanos Musulmanes y su brazo armado”.
Pese a que algunos medios de comunicación y grupos opositores han informado los últimos meses de la supuesta existencia de milicias leales a la cofradía, la Hermandad ha negado en reiteradas ocasiones que disponga de un brazo armado.
Los propios Hermanos Musulmanes se refirieron hoy en un comunicado al Black Bloc, al que llamaron “las milicias de las bandas negras”, y al que acusaron de atacar a la policía y a las instituciones públicas en el aniversario de la revolución.
EL BLOQUE…
En su vídeo difundido en internet aparecen varios jóvenes encapuchados y vestidos de negro desfilando por uno de los puentes sobre el río Nilo en El Cairo con banderas de Egipto y emblemas anarquistas.
La televisión estatal egipcia difundió hoy un breve reportaje en el que señaló que el Black Bloc es “un grupo ajeno a la sociedad egipcia y que, según los observadores, está controlado por un oficial del Mossad (servicios secretos israelíes)”, y pidió a los ciudadanos que no cooperen con ellos.
Según la televisión catarí “Al Yazira”, los activistas del Bloque Negro mantuvieron escaramuzas el viernes con el resto de manifestantes cerca del Palacio Presidencial de Al Itihadiya, en El Cairo, tras intentar quitar las alambradas levantadas alrededor de ese edificio.
Como publicó en diciembre 24 HORAS, el Bloque Negro es una organización internacional cuyos orígenes se encuentran en Berlín, en diciembre de 1980, cuando las autoridades decidieron evacuar a miles de jóvenes que habían ocupado ilegalmente viviendas.
Las autoridades criminalizaron esas tomas y realizaron redadas. El grupo se extendió a varios países incluyendo México, donde mostraron recientemente su rechazo a la asunción de Enrique Peña Nieto como presidente de México el 1 de diciembre del 2012, causando serios destrozos en el centro del Distrito Federal.
¿QUÉ PASA EN EGIPTO?
Los sangrientos sucesos que en los dos últimos días han sacudido varias ciudades de Egipto han dejado en evidencia las diferencias cada vez mayores que separan a su población. El panorama político es de una enorme complejidad, y uno de los principales motivos es porque todos sus protagonistas tienen parte de razón.
¿Es cierto que el presidente, Mohamed Mursi, y los Hermanos Musulmanes han ganado, en buena lid y de forma democrática, todas las elecciones a las que se han presentado? Lo es.
¿Es cierto que, una vez instalados en las altas esferas, como clama la oposición, han utilizado su poder como un rodillo para tratar de cimentar un Estado a su medida? Parece que también.
La gran paradoja del Egipto de hoy en día es que tanto islamistas como no islamistas, gobierno y oposición, se acusan mutuamente de exactamente lo mismo: ser antidemócratas y querer boicotear la revolución que derribó a Hosni Mubarak en 2011.
La interpretación estrecha y maniquea que han hecho Mursi y la Hermandad del poder alcanzado a través de las urnas, con actuaciones tan polémicas como el “decretazo” constitucional del presidente en noviembre, no ha contribuido demasiado a cincelar una imagen de auténticos demócratas.
Existen dudas más que razonables acerca de la agenda que persigue la Hermandad, una organización acostumbrada al oscurantismo desde su misma génesis en el año 1928, y de sus concepciones acerca de la democracia.
Tampoco les falta razón a quienes defienden que ha sido el propio Mursi quien ha contribuido de forma decisiva a la polarización que vive actualmente la sociedad, sin tomar en cuenta lo ajustado de su victoria electoral, con el 51 % de los votos, en las elecciones presidenciales de hace siete meses.
Sin embargo, en la amalgama opositora -formada por un heterogéneo grupo de intereses que mezcla a liberales, izquierdistas, cristianos y nostálgicos del antiguo régimen- muchos parecen no haber digerido que, hoy por hoy, las fuerzas islamistas son las más organizadas para ganar elecciones. Y hacerlo limpiamente.
Al fin y al cabo, los Hermanos Musulmanes se han preparado durante décadas para acceder al poder, y el respaldo popular que tienen en la calle todavía es innegable, pese a los últimos acontecimientos.
Este sábado, en Port Said, a unos 200 kilómetros de El Cairo, murieron 26 personas, entre ellas un futbolista y un ex jugador, han muerto en los choques entre manifestantes y las fuerzas de seguridad en torno a la prisión de Port Said, al noreste de Egipto, informaron fuentes médicas
(EFE)