WASHINGTON. En una dramática exhortación, la ex representante demócrata Gabrielle Giffords pidió el miércoles al Congreso que implemente restricciones más severas a las armas de fuego, pues “demasiados niños están muriendo” por falta de esas normas.
“El momento es ahora. Ustedes deben actuar. Sean audaces, tengan valor; los estadounidenses cuentan con ustedes”, le dijo a una audiencia del Comité Judicial del Senado sobre el control de armas, la primera desde que 20 niños fueron masacrados en una escuela primaria en Newtown, Connecticut, a finales del año pasado.
Giffords resultó gravemente herida al ser baleada en la cabeza en un tiroteo en el que murieron seis personas en Tucson, Arizona, hace dos años.
La ex representante no estaba en la lista de testigos dada a conocer antes de las audiencias y, en una inusual muestra de respeto, miembros del Congreso la recibieron cálidamente afuera de la sala cuando arribaron ella y su esposo, el capitán retirado de la Armada Mark Kelly. Desde el incidente en Tucson, la ex congresista se ha vuelto una enérgica activista por el control de armas.
Luego de la masacre en Newtown, el presidente Barack Obama ha emitido varios llamados a la aprobación de leyes para el control de armas de fuego.
La senadora demócrata Dianne Feinstein, miembro del comité senatorial, ha presentado una propuesta de ley para prohibir numerosos fusiles de asalto y cargadores de alta capacidad.
Las probabilidades de que sea aprobada en el Senado no son grandes, en parte por la oposición de la Asociación Nacional de Portadores de Armas (NRA, por sus siglas en inglés), y en parte por la renuencia de demócratas de estados rurales a respaldar límites a las armas de fuego.
Los republicanos han prometido escuchar atentamente, pero nada más.
La presentación de Giffords — no solamente sus palabras, sino también sus obvias dificultades para hablar a consecuencia de la agresión — sirvieron para resaltar las emociones que rodean al asunto.