Al comenzar la sesión no se percibía tensión en la sala: estaba llena de personas y personal del instituto, pero no más que en un día normal. Los que había de sobra eran reporteros, fotógrafos, camarógrafos.
En los lugares que habitualmente utiliza el PRD para atender la sesión había caras que no eran de ese partido. Dijo un simpatizante del sol azteca, que “sus lugares” desde muy temprano los ocupó el personal de la Unidad de Fiscalización por instrucciones de su titular, Alfredo Cristalinas. Él, ahora, es el gran villano para el PRD, pues redactó el informe en el que se asienta que sólo el sol azteca rebasó el tope de gastos en la elección presidencial. La izquierda quiere su cabeza.
Y el PRD también tiene en la mira a diversos consejeros del IFE. Por la mañana, Jesús Zambrano -líder nacional del perredismo- ya había dicho, en entrevista televisiva, que Francisco Guerrero, Marco Antonio Baños y Sergio García Ramírez “recibían línea”. La semana pasada, ellos votaron en contra de multar al PRI por el caso Monex y, según Camerino Márquez, representante del PRD ante el IFE, ellos sistemáticamente han privilegiado posturas que afectan al sol azteca.
Y no obstante las férreas críticas que la izquierda ha expresado contra el IFE, prominentes perredistas acudieron el martes y ayer al Instituto para cabildear que no se avalara el dictamen de la discordia. O mejor dicho: el martes buscaban la exoneración y que se multara a Peña. Ayer, que se pospusiera la discusión del dictamen.
“No es tanto la multa, es la imagen que quieren que demos, y que nos equiparan con Peña Nieto, que él sí rebasó los topes”, aseguró un funcionario perredista.
Durante los 130 minutos que se discutió la opción de posponer o no el debate, los comisionados secreteaban y recibían papelitos de parte de los secretarios y asesores. De hecho, la propuesta de posponer la discusión, interpuesta por Alfredo Figueroa, fue algo que se debatió (y acordó tras bambalinas) en pocas horas: entre la primera reunión con perredistas y las 11:00 horas de ayer, cuando inició la sesión.
El consejero presidente del IFE, Leonardo Valdés (que al final, con Marco Antonio Baños, fue el único que votó en contra de la postergación) se mantuvo serio en toda la sesión. Sin embargo, cuando el representante del Poder Legislativo del PAN ante el IFE, Javier Corral, le dijo que el Instituto estaba privilegiando al PRI en el tema del prorrateo, Valdés sólo levantó la mano y, sin voltear a ver a nadie, el titular de la Unidad de Fiscalización corrió hacia él, para que una persona le entregara el reglamento de fiscalización y así poder responder a Corral. Cabe subrayar que la Unidad de Fiscalización goza de autonomía técnica respecto de los consejeros.
Los argumentos, comisionado tras comisionado, se repetían: por un lado, llamaban a buscar certeza y tiempo para leer a fondo el documento; por otro, se recordaba que ellos mismos habían acordado la fecha para este debate, a petición del PRD.
Y los representantes de los partidos también fueron protagonistas. El del PRI recordó que Camerino Vázquez, del PRD, “hasta hace apenas unas horas” todavía descalificaba al IFE y, ahora todo era reconocimiento para los comisionados. El del PAN les hizo ver la incongruencia al querer posponer la sesión esta vez, y no hace una semana, cuando en un momento igualmente polémico y ante un empate, permitieron que García Ramírez votara en el caso Monex, cuando había anunciado en un conflicto de interés. Al final, el PRI libró la multa.
Con distinto grado de convencimiento, siete comisionados terminaron avalando la postergación, contra dos que no lo hicieron.
Se reunirán en una semana, a debatir un dictamen al que, por cierto, ya no se le puede cambiar una coma.