Luis Maldonado tiene cinco familiares que trabajan en el edificio Pemex. En cuanto se enteró por la televisión sobre la explosión, salió de su casa para averiguar qué había pasado con ellos. Encontró a cuatro sin mayor problema; el quinto estaba ilocalizable, por lo que optó por acudir al Hospital Central o a la Cruz Roja de Polanco en espera de que se encontrara ahí.

 

Como en el caso de Luis, la confusión y la desesperación fueron las constantes para los familiares de los trabajadores de Pemex que tardaron horas en tener información certera sobre el estado de salud de sus familiares.

 

La primera lista con los nombres de las 12 personas que estaban siendo atendidas en la Cruz Roja de Polanco se dio a conocer minutos antes de las siete de la noche, tres horas después de la explosión que se registró a las 15:55 horas.

 

Las autoridades anunciaron que la información oficial la concentraría Locatel, dependencia de la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno del Distrito Federal. Sin embargo, el servicio de asistencia telefónica únicamente cuenta con 120 líneas que rápidamente fueron saturadas.

 

En sus cuentas de Twitter y Facebook, la dependencia insistía en que atendería vía telefónica ante la molestia de los usuarios, quienes se quejaban de que era imposible comunicarse. A las nueve de la noche, aún no se sabía un solo nombre más.

 

Fue hasta pasadas las nueve de la noche que el portal de Pemex publicó los nombres de los 102 heridos y en qué hospitales estaban.

 

Una empleada que trabaja en el complejo administrativo de Pemex y que pidió mantener su identidad en anonimato, relató a 24 HORAS que al momento del flamazo y explosión registrado en la Torre B del búnker de la paraestatal todo se sacudió como si se tratara de un temblor y que minutos después vio salir gente corriendo, llorando, con la cara ensangrentada.

 

¿Se escuchó antes alguna explosión?, se le pregunta. “No”, responde, “sólo sentí como un sismo”. Posteriormente, continúa, llegaron cerca de 15 ambulancias que trasladarían a los heridos a la Cruz Roja de Polanco, el Hospital Central de Pemex en Azcapotzalco y al de Picacho. Unos cuantos fueron atendidos de emergencia en el hospital Ángeles del Pedregal, que sirvió como helipuerto.

 

A las afueras del hospital de Pemex en Azcapotzalco, decenas de familiares de los heridos permanecían en la zozobra ante la poca información. Los heridos ya están en piso y se encuentran estables, señalaron médicos desde una cabina de informes en la entrada principal del hospital.

 

Sin embargo la mayoría de las personas, algunas que se encontraban en el lugar desde las cuatro de la tarde, desconocían incluso si su familiar estaba en ese hospital.

 

¿Dónde está mi hijo?, grito la señora Gloria García afuera del Hospital de Pemex de Azcapotzalco, quien desconocía hasta la noche de este jueves el paradero de Daniel, quien laboraba en el Departamento de Recursos Humanos del edificio B de la Torre de Pemex cuando ocurrió la explosión.

 

“SACAMOS UNAS 15 PERSONAS”

 

Mauricio Parra

Paramédico de la empresa Medical Critical care, y uno de los primeros en ingresar a la zona.

 

“Cuando entramos había personas gritando en crisis (…) Sacamos unas 15 personas, llevaban fracturas, heridas punzocortantes en cara, en tórax, en brazos, en abdomen. Eran hombres y mujeres entre 30 y 40 años. Vi unos 12 cadáveres”.

 

Al ingresar al edificio observó daños a los muebles de oficina, estaban rotos. “Lo que observe fueron 100 metros de afectaciones (…) lo que me pude percatar es que no hubo fuego, no hubo humo. El que se vio en la calle pudo haber sido tierra por la onda expansiva”.

 

“SE CIMBRÓ TODO”

 

“Juan”

Empleado de Pemex

 

“Se cimbró todo, fue como un movimiento hacia abajo. Yo ya estaba en la puerta para irme, pero me regresé porque una de mis amigas me habló, estaba herida y ya iba a que la atendieran”.

 

En la clínica del edificio de Pemex les dijeron que las personas con heridas menores como su amiga debían ir por su propio pie para que las curaran. En el hospital de Pemex le curaron las cortadas en la cara y ahí “Juan” se enteró que seguían trasladando a todos los heridos que continuaban sacando del edificio de Pemex.

 

A las 8 de la noche el hospital de Picacho esperaba a otras 70 personas lesionadas.

 

“COMO SI TRAPEARAN SANGRE”

 

Silvia H.

Empleada de la sección 34 de Pemex

 

“Era la hora de salida de los trabajadores sindicalizados. La zona tiene como una calle de extensión, somos muchos compañeros, yo diría centenas de compañeros, en hora de salida, muchos van por sus niños al Cendi, todos estábamos saliendo a checar.

 

Estaba formada para checar mi salida cuando se desplomó todo. Conseguí salir corriendo, la desesperación nos hizo correr. Se colapsó un puente que tenemos y muchos compañeros quedaron enterrados ahí.

 

Estaba en planta baja, hubo una explosión en planta baja y sótano, volaron vidrios y concreto. En el sótano hay bodegas, archivos, planta potabilizadora y compañeros de intendencia; en el primer piso, recursos humanos, fotocopiado y área de refinación. Y sí, hay gas adentro, tenemos gas adentro.

 

Tuve tiempo de ayudar a un compañero, Carlos C., que ahorita está en el hospital. Había mucha gente herida, era como si estuvieran trapeando sangre. Me sentí angustiada, pensé en mis hijos, tengo la ropa llena de sangre, pero estoy viva.

 

Mi esposo está allá adentro ayudando a la gente. Yo creo que son más de 15 muertos, porque yo veía a la gente cómo estaba con los vidrios enterrados. Los vidrios cayeron.