Bajo el lema “No venga a Inglaterra, está lleno”, o “llueve y no pagan bien”, el gobierno de la Gran Bretaña busca disuadir a los inmigrantes, en especial a los búlgaros y a los rumanos de querer quedarse a vivir en este territorio.
Y es que a tan sólo 11 meses para que ciudadanos de estos países tengan pleno derecho a trabajar en cualquier país de la Unión Europea, el temor a una oleada migratoria procedente del este de Europa crece.
Dado que el gobierno no puede hacer nada para retrasar o mediar esta fecha ya que depende de acuerdos previos de la Unión Europea, no se le ha ocurrido nada más que una campaña de disuasión, que incluye “explicarles” que en las islas británicas no se vive tan bien como ellos creen.
Los carteles “corregiría la impresión de que las calles aquí están cubiertas de oro”, aseguró un integrante del ministerio del interior dirigido por Theresa May.
Gran Bretaña teme que le suceda algo similar al 2005, cuando no puso trabas a la entrada de trabajadores de Polonia y otros países de Europa del Este cuando ingresaron en la UE en 2005. El gobierno laborista calculó que llegarían 20 mil migrantes, pero el número llegó a cientos de miles.
En la actualidad se calcula que en los próximos cinco años podrían llegar a Inglaterra cerca de 250 mil búlgaros y rumanos, a un ritomo de 30 mil a 70 mil al año, lo que a puesto nervioso al gobierno conservador, quien planteó la controvertida campaña que la mayoría de los medios británicos han calificado de farsa.
El gobierno de David Cameron, preocupado por una posible ola de migrantes. Foto. AP
Lo que sí es una realidad es que Downing Street está estudiando cómo restringir el acceso a los servicios públicos o medidas como, por ejemplo, procurar el retorno a casa a los inmigrantes que no hayan encontrado trabajo en tres meses o que no tengan medios para subsistir durante seis meses.
Pero todo eso no es tan fácil, porque hay un marco legal europeo que se ha de respetar. Otra razón para que David Cameron promueva su plebiscito para separarse de la UE.