La encargada de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Siria, Elizabeth Hoff, alertó por los otros efectos que se han desatado por el conflicto armado al interior de eses país, principalmente en el sistema de salud y que podrían derivar en un estallido de epidemias.

 

Los servicios sanitarios ya han detectado un fuerte aumento de casos de hepatitis A y de leishmaniosis; los sistemas de agua y saneamiento básico se encuentran muy afectados y el 55% de los hospitales públicos y un número considerable de los privados no operan.

 

En una conferencia telefónica con Ginebra desde Damasco, Hoff precisó que casi el 80% por ciento de las ambulancias están fuera de servicio ya que las partes en conflicto las utilizan con fines militares.

 

“La situación sanitaria se ha deteriorado progresivamente en los últimos seis meses (…) ahora hay humo blanco en cada esquina de la ciudad por la escalada de los combates en Damasco”, sostuvo.

 

Hoff describió una situación crítica y desesperanzadora en la que “hay una enorme cantidad de pacientes” y aumenta el número de heridos por quemaduras provocadas por bombardeos, especialmente en mujeres y niños.

 

Los hospitales carecen de medicinas esenciales para los heridos, la mayoría de los cirujanos han dejado el país y hay continuos cortes de electricidad por lo que los enfermos no pueden ser tratados, en especial los de cuidados intensivos.

 


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OBSTÁCULOS

Debido a las sanciones que han recibido por parte de la comunidad internacional, las autoridades no pueden proveer los medicamentos, respiradores, equipo para hacer exámenes de sangre, entre muchas otras cosas, que son de extrema necesidad, refirió.

 

Sobre el acceso a las zonas rebeldes, Hoff comentó que se ha convertido en un gran reto en vista de que “hay cientos de grupos en el terreno, no hay uno solo con el que negociar. No es fácil”.

 

Naciones Unidas, a la que pertenece la OMS, calcula que el número de personas necesitadas de ayuda urgente para sobrevivir superará, en un corto plazo, los cuatro millones y el de los desplazados más de dos millones.

 

“Estamos casi a dos años del inicio del conflicto y la catastrófica crisis humanitaria se sigue profundizando. Frente a esta tragedia humana, las organizaciones estamos luchando para llegar a más gente, con más ayuda, pero la falta de acceso sigue siendo un obstáculo mayor”, dijo Jens Laerke, un representante del brazo humanitario de la ONU.

 

Una portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PMA) sostuvo que hay áreas “cuyo control cambia constantemente”, pero estimó que entre un 40 y un 45 % de las zonas en las que se consigue trabajar está en manos de grupos de la oposición.