Ha dejado de ser El Rey de la Basura. Pero tras 16 años en la oposición -dentro y fuera del partido- Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre no deja de conducirse como rey, pero ahora del PRI en la Ciudad de México.
Gutiérrez de la Torre habla con vehemencia, dice que sus fantasmas y adversarios “no le quitan el sueño” y tampoco se muestra fácil de domesticar. Sus eternas contrincantes están neutralizadas, por el momento: María de los Ángeles Moreno es un voto más en la bancada que su equipo dirige en la Asamblea Legislativa, y Beatriz Paredes, ex dirigente nacional del PRI y dos veces candidata a la jefatura de Gobierno del DF, ya reside en Brasil, como embajadora.
El priista se sienta en su nueva oficina de la sede del PRI en la capital. Detrás cuelga la foto de Peña Nieto. De inmediato aclara: “Ya estaba ahí cuando llegué”. Y asegura que tampoco está dispuesto a “alinearse” con Los Pinos. Eso sí, asienta que no quitará la foto.
En su charla deja la sensación de que el mundo está al revés: Se define como un hombre de izquierda, líder de un partido liberal y amigo de Marcelo Ebrard. Y recuerda cuando Rosario Robles, entonces jefa de Gobierno por el PRD y ahora secretaria de Desarrollo Social, quería “aniquilarlos”.
Ahora se dice dispuesto a sacar al PRI local del letargo que ha vivido los últimos 15 años.
La primera acción es limpiar la casa. Y en la auditoría inicial ya detectó un adeudo de 32 millones de pesos por laudos laborales y las dos campañas a la jefatura de gobierno de Paredes. Para despejar dudas ordenó investigar si no se desviaron a los bolsillos de los anteriores dirigentes priistas en la ciudad.
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Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre lleva el priismo en su ADN. Frisaba los 14 años de edad cuando ingresó al PRI, en 1984. Su padre, Rafael Gutiérrez, ex líder de la Unión de Pepenadores y conocido como El Rey de la Basura, lo impulsó en el partido y, tras su muerte en 1987, heredó el mote.
“Mi padre era un activo muy importante, diputado federal en la 50 legislatura de 1979 a 1982, por aquel distrito 40, que fue el más grande del país porque abarcaba Milpa Alta, Tláhuac y casi la mitad de Iztapalapa”.
Al acompañarlo a los mítines, recuerda, conoció a ideólogos priistas como Carlos Madrazo, Jesús Silva Herzog, padre, y Jesús Reyes Heroles.
Su suerte en la política comenzó en 1988 al promocionar la imagen de los candidatos a diputados federales y, por primera vez, de representantes a la Asamblea Legislativa. “En el 91 corrí con la fortuna de haber sido suplente de diputado federal y de haber ocupado un año una curul en la 55 legislatura, a los 22 años. A los 25 fui representante de la ALDF, en la primera legislatura del 94 al 97. En 2000 volví a ser asambleísta y en 2009 regrese a la federal”.
Gutiérrez de la Torre admite que no ha sido fácil: “Me han tocado de todas, las duras, las más duras. Hemos aprendido a tragar sapos sin hacer gestos y pedir otro plato”.
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Enfundado en pantalón y camisa de vestir negros, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre entra a la sede del partido, ubicada a unos metros de la Delegación Cuauhtémoc, una zona roja donde se tolera la prostitución. Está de luto por la pérdida de un familiar, lo sigue su pupilo Tonatiuh González, coordinador del PRI en la ALDF.
Asegura no estar dispuesto a seguir la confrontación con Moreno y Paredes, no obstante, no deja de indignarse al recordar que desde 1997 hasta el 16 de diciembre de 2012, cuando tomó protesta, vivió en la oposición dentro del PRI a causa de “la oligarquía interna” que pensó tener “la escritura pública del PRI”: “Aprendimos sobre la marcha cómo ser oposición sin espacio en el partido. Había un grupúsculo que pensaba que tenía una concesión de 50 años para estar en el poder”.
¿EL GRUPÚSCULO FUE FORMADO POR MORENO Y PAREDES?
Los que estuvieron. No les quiero poner nombre, no quiero más confrontación. Quien paga los platos rotos es el partido.
¿TE SUBESTIMARON?
Pensaron que quienes surgimos de las luchas populares, que les llenábamos los mítines, que íbamos al aplauso fácil para que pudieran transitar cómodamente en política, no podríamos tomar el control del partido.
¿CÓMO ASALTARON EL PODER?
Nuestros padres nos dieron otro tipo de formación. Ellos creyeron que por formar parte de algún gremio tenías que ser a fuerza un trabajador de limpia, del comercio informal, y esa miopía trascendió no a una lucha generacional, sino de clases.
¿TE LASTIMÓ EL ESTIGMA DE REPRESENTAR A LOS PEPENADORES?
A final de cuentas mi padre fue líder, para nada me lastima. Lo que sí es que cuando les dices a los medios que tú no perteneces al gremio, te siguen etiquetando, pero hay algunos que lo agarran de mala leche, poniéndote cargos monárquicos y eso es parte de la discriminación mediática. Pero allá ellos porque nadie es monedita de oro y todos tienen apodos.
EL REY DE LA BASURA…
El hijo del Rey de la Basura, aunque yo nunca he dirigido al gremio de los pepenadores, ni me mantengo de él, hoy por hoy es una cooperativa y hay otros liderazgos, y hoy ya no son ni siquiera pepenadores, son clasificadores. Ni me quita el sueño ni las ganas de seguir trabajando por el PRI.
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Al abandonar el PRI, Rosario Guerra, ex candidata a jefa de Gobierno del DF por Nueva Alianza, acusó a Gutiérrez de ser violento e impune por su cercanía con Marcelo Ebrard. Incluso señaló que tenía negocios millonarios con el GDF mediante empresas de residuos sólidos.
“Que me investiguen”, reta el líder priista. “¿Que si soy amigo de Marcelo? ¡Sí! Pero no es mi amigo de ahora, sino de hace 20 años, cuando era secretario general del PRI. ¿Yo reclamo si algún priista es amigo de Felipe Calderón o si va a sus fiestas? Marcelo decidió irse al PRD y desde ahí le he dicho ‘eres mi amigo, pero eres mi adversario político’”.
Gutiérrez de la Torre, quien guarda a su alcance una carta de no antecedentes penales, niega ser violento. “Una mentira repetida mil veces la quieren convertir en verdad. Yo puedo decir que eres maricón y porque yo te acuso de ser maricón ¿ya eres maricón? Es lo mismo”.
Él prepara a su estructura ya que, afirma, puede ganarle al PRD, por lo menos un distrito uninominal y varias delegaciones.