La primera gran ciudad de un imperio descubierta en América tiene sed. Debajo de ella hay (o mejor dicho, había) un lago de más de mil metros cuadrados que se está secando ante una ciudad que casi llega a los 9 millones de habitantes y que, en suma con los municipios aledaños conurbados, supera los 20 millones.

 

¿Cómo abastecerlos de agua de manera eficaz? Desde hace varias décadas, las autoridades apostaron contra la esencia de lo que alguna vez fue el pueblo más poderoso del valle de México (Tenochtitlán): traer aguas de otros estados (Michoacán y Estado de México), buscar debajo de la ciudad e ignorar que el agua que cae del cielo insiste en regresar al lago mayor. (dixit Jorge Legorreta)

 

Plano hídrico de 1902. Secretaría de Medio Ambiente

 

 

Actualmente, el Distrito Federal se abastece de 2 mil 746 pozos acuíferos ubicados en el estado de Tlaxcala, Hidalgo, Estado de México y la propia ciudad (70%). Del Sistema Lerma- Cutzamala, que abarca Michoacán y el Edomex (29%) y el resto, de los pocos ríos y manantiales capitalinos.

 

Gracias a ello, se surten casi 32 mil litros de agua cada segundo a la Ciudad de México.

Ver Agua DF en un mapa ampliado

 

El recientemente fallecido urbanista Jorge Legorreta, ex académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, criticó una y otra vez este sistema. Más allá de la distancia y costo de traer agua de otros lugares, enfatizaba la gran oportunidad que literalmente caía desde el cielo y se perdía en las alcantarillas: la lluvia.

 

“Estamos frente a un gran paradigma. Tenemos 72 mil litros de agua por segundo fluyendo en la ciudad 24 horas al día, y no aprovechamos ni la tercera parte porque no se sabemos cómo”, explicó Legorreta al diario El Financiero antes de morir.

 

Utilizar los pozos genera, desde hace décadas, el hundimiento de la Ciudad de México. Según la Secretaría de Medio Ambiente capitalina (SMA), cada año la ciudad se sume casi 10 centímetros, principalmente en el centro. Por consecuencia, el drenaje se daña y requiere intervenirlo constantemente, repararlo y ponerlo en pendiente para expulsar las aguas residuales, grises y negras.

 

Pese a las recomendaciones de Legorreta y otros especialistas para utilizar el agua pluvial, y los riesgos de continuar la extracción de agua de pozos profundos,  la Conagua prepara una tercera Línea del Cutzamala de entre 35 y 40 kilómetros y una estrategia para tener un mayor control sobre este recurso, pues criticó que en algunas zonas del país haya un “servicio (del suministro) en sustitución de la autoridad”.

 

Secretaría de Medio Ambiente.

 

 

“El acceso fácil al agua ya se acabó y será cada vez más complicado contar con el recurso que está en competencia entre los usos habitacional, agropecuario, industrial, turístico y medio ambiental”, resumió en enero pasado el director de a Comisión Nacional del Agua (Conagua), David Korenfeld.

 

Del otro lado está la coalición “Agua para Todos Siempre”, que impulsados por los investigadores Pedro Moctezuma Barragán y Rodrigo Gutiérrez Rivas, buscan que los ciudadanos tengan un papel clave en la distribución y uso de este recurso que alguna vez dominó el Valle de México.

 

“El agua está siendo gestionada a partir de concesiones, como si fuera un recurso infinito o una mercancía”, dijo Gutiérrez Rivas.