Con su única visita a México, celebrada del 23 al 25 de marzo de 2012, el papa Benedicto XVI inició sus giras por países latinoamericanos.
Y aunque tan esperada para una gran freligresia, esta visita fue poco aterciopelada ante la estela que dejó en México y en el mundo el papa viajero Juan Pablo II. En los ojos de Benedicto XVI se llevó a un país sumergido en una batalla contra el narcotráfico, y su cifra demencial de muertos, y una atmósfera religiosa corrompida por casos de abusos sexuales. En dicha visita también hubo protestas por su arribo.
En medio de cuestionamientos por su ausencia en la ciudad de México para visitar el templo de la Virgen de Guadalupe, patrona de los mexicanos, el papa Ratzinger arribó un viernes por la tarde al aeropuerto internacional de Guanajuato, en donde ante más de 400 mil personas congregadas en el Parque Bicentenario de Silao, celebró una gran misa en la que aseguró que el pueblo mexicano atraviesa por momentos de dolor. En una cita en la que se dieron cita personalidades de la vida política y los entonces candidatos presidenciales.
Desde antes de su llegada, durante su vuelo rumbo a México , Benedicto XVI instó hoy a desenmascarar “la estafa” que representa el narcotráfico en México y llamó a hacer todo lo posible “contra ese mal destructivo” para la sociedad.
Incluso día antes de su arribo, fueron encontradas varias mantas colocadas en distintos municipios de Guanajuato atribuidas a grupos del crimen organizado, en las que grupos delictivos declaraban “un cese de actividades” criminales durante la visita papal.
En aquella visita, el prefecto para los Obispos del Vaticano, Marc Ouellet, negó que las coyunturas o las urgencias de México y Cuba puedan condicionar los mensajes del Papa en esos países durante su viaje apostólico que iniciará esta semana. “La misión de la Iglesia y los contenidos del mensaje pontificio no quedan definidos por las circunstancias, problemas y desafíos de los países. La Iglesia abraza todas las circunstancias para encarnar el evangelio en ellas”.
Pero el mensaje papa se centro en el llamado a enfrentar las dificultades. Benedicto XVI pidió a los católicos mexicanos tener un corazón puro que les permita afrontar las dificultades, un corazón nuevo no insensible y engreído sino humilde en el reconocimiento de las propias debilidades.
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