Durante este fin de semana se recrudeció la violencia en Morelos y Coahuila, donde el crimen organizado llevó a cabo asesinatos violentos.

 

Por ejemplo, en Morelos se reportaron por lo menos siete ejecuciones, tres de ellas contra hombres que fueron baleados en distintos puntos del municipio de Temixco, como en la colonias Azteca, Lomas del Carril y Santa Úrsula.

 

El sábado, el Gobernador de Morelos, Graco Ramírez, fue alertado a través de un mensaje que apareció junto con una corona de flores en Cuernavaca, sobre la posible autoría del atentado contra el Procurador, Rodrigo Dorantes.
La nota fue encontrada a las 11:17 horas cerca del sitio donde policías estatales atacaron el viernes el convoy en que viajaba el fiscal morelense y donde mataron a tres de sus escoltas.
“Señor Gobernador, esto no fue un accidente, sabemos que los acreditables y estatales trabajan para Antonio Román Miranda, alias ‘La Moña’, y Los Rojos. Ése es el lema de la policía única, matar elementos que no se venden ni al mejor postor y quieren hacer su trabajo honradamente”, rezaba el mensaje.

 

Asimismo, las autoridades informaron de otros tres homicidios, los cuales también tuvieron lugar en la vía pública y con armas de fuego, en los municipios de Xochitepec, Puente Ixtla y Cuautla. Se presume que el móvil de las ejecuciones es por un ajuste de cuentas entre grupos criminales.

 

En cuanto a Coahuila, el sábado pasado en la ciudad de Piedras Negras, las fuerzas de seguridad estatales activaron el código rojo tras el ataque a efectivos de la Secretaría de Seguridad Pública al momento en que realizaban un recorrido por diferentes colonias de esa ciudad.

 

En el ataque, la hija de Gerardo Villarreal, jefe policial, estuvo a punto de morir cuando fue agredida  la camioneta en que viajaba, empero el blindaje de la unidad la protegió.

 

Eran alrededor de las cuatro de la tarde cuando los policías estatales fueron emboscados y agredidos con armas de fuego por presuntos miembros de la delincuencia organizada, cuando los estatales patrullaban entre las calles Xicoténcatl, Talamantes y Libertad.

 

Al repeler la agresión por parte de los policías, los delincuentes huyeron y la refriega se prolongó en una persecución por varias colonias aledañas. En la persecución se sumaron efectivos de la Marina y del Ejército.