El panorama religioso en el país se ha modificado drásticamente en el último cuarto de siglo. En este lapso la proporción de la población que profesa la religión católica pasó de poco más de 90% a menos de 83%.

 

En la actualidad, quienes profesan una religión distinta a la mayoritaria o no tienen una creencia representan casi 15% de la población, según datos del Panorama de las Religiones en México, un reporte elaborado por la Secretaría de Gobernación y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

 

A nivel mundial, destaca que 16% no tiene ninguna afiliación religiosa, lo que ubica a este grupo como el tercero más numeroso.

 

Un estudio realizado en más de 230 países y territorios por el Foro Pew Research Center sobre Religión y Vida Pública, muestra que 32% de la población en el mundo se declara cristiano, 23% como musulmán y 15% como prácticamente de la religión hindú.

 

A estos les siguen los budistas, que representan 7% de la población con alguna creencia y los judíos con 0.2%. En tanto, 6% practica diversas religiones populares tradicionales (africanas, chinas, americanas, aborígenes, etc.) y menos de 1% pertenece a otros cultos como jainismo, sijismo, sintoísmo, taoísmo, Tenrikyo, Wicca y zoroastrismo, por mencionar algunos.

 

Latinoamérica no conoció a Benedicto tanto como a Juan Pablo

 

BOGOTÁ. América Latina, que reúne a la mitad de los católicos del mundo, se vio impactada por el anuncio de la renuncia de Benedicto XVI, con el que no tuvo tiempo de desarrollar los mismos lazos que con su antecesor, Juan Pablo II, quien bautizó a la región como “el continente de la esperanza”.

 

Una vez superada la sorpresa inicial, los cardenales, obispos y otras figuras de la Iglesia católica en América Latina manifestaron su respeto y admiración por la decisión del Pontífice de dejar la silla de San Pedro el próximo 28 de febrero en razón de su edad, 85 años, y su “falta de fuerzas”.

 

Mientras unos destacaron que es una prueba de su “profundo amor a la Iglesia” y a Dios, otros lo interpretaron como “un gran mensaje de humildad” y un “gran ejemplo” y también hubo quien consideró que es una decisión “entendible, coherente y legítima” de alguien que no quería “el poder por el poder”.

 

En América Latina reside aproximadamente la mitad de los casi mil 200 millones de católicos que hay en el mundo, como consecuencia de la evangelización emprendida por españoles y portugueses desde el mismo inicio del descubrimiento del continente.

 

En sus casi ocho años de Pontificado, Benedicto XVI hizo sólo dos viajes a Latinoamérica, donde la religión católica sigue siendo mayoritaria, pero el número de fieles está en descenso y hay un avance de iglesias que se autodenominan “cristianas”.

 

Un ejemplo de esa tendencia es Brasil, el país con más católicos del mundo, donde el porcentaje de fieles de esa religión pasó de 73.79% en 2003 a 68.43% en 2009, según un estudio divulgado en 2012 por la Fundación Getulio Vargas.

 

El primero de los viajes de Benedicto XVI a América Latina fue precisamente a Brasil en 2007 y el segundo en 2012 a México y Cuba.

 

Antes de su renuncia tenía planeado volver a Brasil en julio próximo para la Jornada Mundial de la Juventud, en Río de Janeiro, y aún no había respondido a una invitación para visitar Colombia este mismo año.

 

También queda para el nuevo Pontífice, que se espera haya sido elegido antes de finalizar marzo, la canonización de la monja mexicana Anastasia Guadalupe García Zavala, conocida como “madre Lupita”, y la religiosa colombiana Laura de Jesús Montoya y Upegui.

 

Ambas serán proclamadas santas el próximo 12 de mayo, según anunció Benedicto XVI durante la celebración del consistorio en el que de modo inesperado informó de su próxima renuncia.

 

Latinoamérica fue un referente durante el Pontificado de Juan Pablo II, que hizo su primer viaje fuera de Italia a esa región, a la que volvió otras 17 veces más en los 26 años de su papado.

 

La predilección que demostró el Papa polaco (1920-2005) por el “continente de la esperanza” le fue retribuida por los latinoamericanos, que en 2011 se movilizaron con motivo de su beatificación. EFE