La orden sobre ciberseguridad de la Casa Blanca, que será dada a conocer este miércoles por funcionarios de alto rango en el gobierno del presidente Barack Obama, será el plan más exhaustivo hasta la fecha contra los ataques informáticos dirigidos a las redes computacionales de Estados Unidos, o al menos un esfuerzo de buena fe en medio de una alarmante oleada de espionaje industrial en el último año, de la que expertos culpan principalmente a China.

 

Se espera que la estrategia exhorte a empresarios a imponer medidas más duras para proteger el comercio por internet y ordene a agencias de inteligencia estadounidenses compartir incluso información confidencial sobre las amenazas con compañías consideradas vitales para la economía de Estados Unidos, como algunas en el sector bancario y de transporte.

 

Si bien es simbólico, el plan deja preguntas prácticas sin respuesta:

 

¿Está obligada una empresa a decirle al gobierno si ha sido víctima de ataques de piratas cibernéticos y si los intereses de Estados Unidos están en riesgo?

 

¿Es posible demandar al banco o a las instalaciones de tratamiento de aguas si esas organizaciones no toman medidas razonables para proteger al público?

 

Y si el sistema de una empresa privada es violado, ¿debería intervenir el gobierno para frenar los ataques y mantener la vigilancia?

 

El proceso ha puesto en evidencia qué tan difícil y complejo es el tema, lo que convierte la muy esperada orden gubernamental en una disputa burocrática que busca mostrar a países como China e Irán que Estados Unidos toma en serio la protección de los secretos del consumidor. Ha sido un esfuerzo intensivo del personal de la Casa Blanca y cabilderos industriales recelosos de la intervención del gobierno pero temerosos sobre los resultados.

 

La ciberamenaza a Estados Unidos ha sido debatida muchas veces desde la década de 1990, cuando gran parte de los negocios estadounidenses empezaron a realizarse por internet y sistemas cruciales empezaron a apoyarse en redes.

 

En lo que va del año, la Reserva Federal, y el diario estadounidense The New York Times reportó la incursión  de ‘hackers’ chinos a su base de datos  para obtener contraseñas de sus periodistas y otros empleados.

 

En México, el colectivo Anonymous aseguró que irrumpió en la web de la Secretaría de Defensa Nacional y en la de Marina.