La Secta Defensores de Cristo estaba construida en una forma piramidal, donde Ignacio González de Arriba controlaba a muchos de sus seguidores a través de Internet, estafando a personas de distintas nacionalidades por medio de Market2000.
Laura, una mujer de Córdoba, Argentina, contó que la secta se llevó a su marido a Nuevo Laredo, teniéndolo en malas condiciones en el rancho donde vivían, para que regresara a su país a recolectar adeptos.
Fue hace nueve años que su esposo Juan fue reclutado a través de Internet, su principal contacto fue Shoucri Elmernessi, Tito, líder de la Sección 33, la rama de la secta que distribuye propaganda en redes.
Juan dejó Argentina, estuvo en Nuevo Laredo, Tamaulipas, del 29 de enero a 28 de octubre de 2012, intercambiaba correos con Gustavo Baffalo Scarfo, un argentino que fue capturado en la finca donde vivían los seguidores de Ignacio González en enero pasado.
A su regreso, instaló una sede de Defensores de Cristo en la calle Rioja 1781, en Río Cuarto, Argentina, donde aún operan.
“Cada vez era una persona más violenta, estaba menos tiempo conmigo. Dejó el trabajo que tenía con su papá. Cuando se fue a México invirtió mucho dinero, a veces me hablaba que en el rancho donde vivían se metían con muchas mujeres”.
Daños psicológicos
Myrna García, consejera y coordinadora general de la Red de Apoyo para Víctimas de Sectas (RAVICS), comentó que Ignacio González siempre está definiendo términos y jerarquías dentro de las organizaciones. Para ello tiene que estar programando a la gente, a través de diferentes métodos, como audios, videos o lecturas.
“El objetivo es apropiarse de los bienes, de los adeptos, para enriquecerse. Los líderes de las sectas son psicópatas, personas narcisistas. El líder lo que realmente quiere es ver a todos sometidos a su voluntad”.
La labor de una persona al liberarse de una secta, comentó, es encontrarle sentido a la vida. “Tienen que comprender qué fue lo que vivieron. Cuando regresan al mundo normal no lo entienden. Ahí las personas se encuentran bajo un estado alterado de conciencia, ellos en realidad no entienden lo que les pasa. Sencillamente se ven forzados a pensar como les demanda el grupo, porque de lo contrario son castigados”.
Myrna García comentó que el ambiente es tan hostil, desde el punto de vista psicológico, que algunos terminan con severos daños. “Si la persona ha desarrollado traumas graves, va a tener ataques de pánico, estrés, va a tener episodios de trastornos de ánimo, trastornos de ansiedad y, por lo tanto, van a requerir de un tratamiento prolongado”.
Explosión de amor
Héctor Walter Navarro, presidente de RAVICS, explicó que las sectas reclutan a todo tipo de personas, desde criminales, ladrones y gente buena, con un grado de inteligencia superior.
“El perfil es un ser humano común, muchas veces con un nivel intelectual y espiritual superior al promedio, pero que en un momento de debilidad es reclutado. En la secta cabalgan sobre sus debilidades, sobre sus dolores, sobre sus neurosis”.
Relató que uno de los métodos más efectivos de las sectas es la llamada Explosión de amor, donde las principales víctimas son personas solitarias que han perdido a un ser querido o tienen problemas con sus padres.
“Por fin se encuentran con un grupo que no les cuestiona nada, que le alaba. Pero después tienes que entregar un diez por ciento de tus percepciones, y luego un cien por ciento de la vida”.
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