El español Rafael Nadal derrotó ayer 6-2, 6-3 al argentino David Nalbandian en la final del Abierto de Brasil y conquistó su primer título desde que regresó a las canchas tras siete meses de inactividad por una lesión en la rodilla izquierda.

 

Nadal alzó sus brazos al cielo y sacudió su puño tras ganar por segunda ocasión este torneo que se disputa bajo techo en cancha de arcilla.

 

“Este es un título que sin duda lo voy a disfrutar tras todos los problemas que he tenido con la rodilla”, dijo Nadal.

 

“Apenas comenzaba mi carrera cuando gané aquí por primera vez”, añadió al evocar la conquista del título en 2005.”Ojalá esto marque un nuevo comienzo”.

 

Fue el 51er título de Nadal y primero desde que conquistó en junio por séptima ocasión el Abierto de Francia.

 

A Nadal le costó entrar en ritmo en los compases iniciales, pero de todas formas supo quebrar dos veces el saque de Nalbandian para llevarse el primer set.

 

El panorama se le complicaba al verse abajo 3-0 en la segunda manga. La reacción del mallorquín fue avasalladora: arrasó los siguientes seis games para cerrar el partido en 1 hora y 18 minutos ante 10.000 aficionados en el gimnasio Ibirapuera.

 

Nalbandian, 93 del ránking, se quedó con las ganas de obtener su 12do título. El argentino disputaba su primera final desde que fue descalificado del torneo de Queens Club el año pasado por patear a un juez de línea. El ex número tres del mundo no se consagra en el circuito desde el torneo de Washington en 2010.

 

Nadal dijo que la rodilla respondió bien el domingo y ello marcó la diferencia.

 

“Cuando la rodilla está mejor, como ocurrió hoy, siento que soy capaz de hacer las cosas que siempre he hecho”, señaló. “Si el dolor es tolerable, como lo fue hoy, entonces todo está bien”.

 

Pero fue evidente que Nadal está aún lejos de su mejor nivel, particularmente en su movilidad en la cancha. Se hizo obvio que la rodilla lo tuvo a maltraer durante algunos momentos y prefirió dejar pasar pelotas.

 

Según dijo ayer, el escenario del tenis mundial es actualmente “el mismo” que cuando se vio obligado a parar, en junio pasado, aunque apuntó que ahora está faltando él.

 

Aclaró, sin embargo, que ahora mismo pensar en que puede volver a ser el número uno del mundo, como lo fue durante 102 semanas hasta el 6 de junio de 2011, “no es un objetivo real”.

 

Su meta inmediata, según explicó en Sao Paulo, es “poder entrenar y competir sin limitaciones”, pues eso es lo que le hace “realmente feliz”.

Rafael Nadal. FOTO: AP

Siete meses en la banca

 

El mallorquín no ganaba un torneo desde junio pasado, cuando alzó a los 26 años su séptimo trofeo de Roland Garros e hizo historia en el torneo francés.

 

Un mes después, cuando se situaba como el tercer mejor jugador del mundo, una lesión en el tendón rotuliano de su rodilla izquierda le dejó fuera de los Juegos Olímpicos de Londres.

 

Sin jugar, perdió posiciones en la clasificación de la ATP, pero pese a su larga ausencia se mantuvo como número cinco del mundo, hoy sólo por debajo del serbio Novak Djokovic, el suizo Roger Federer, el británico Andy Murray y el español David Ferrer.

 

En esa posición llegó hace quince días al torneo ATP de Viña del Mar (Chile), que supuso su reencuentro con el tenis después de siete meses de inactividad.

 

Jugó aún con ciertas limitaciones físicas, ligeras molestias en la rodilla y sobre todo con una clara falta de ritmo y precisión, que sólo se adquieren con la continuidad y los torneos.

 

Aun así alcanzó la final, en la que perdió frente al argentino Horacio Zeballos, en un durísimo partido que duró poco más de tres horas.

 

Esta semana volvió a jugar, ya en el Abierto de Sao Paulo, y su primer partido fue en el torneo de dobles, precisamente con David Nalbandian, con quien derrotaron en la primera ronda a los españoles Pablo Andujar y Guillermo García López.

 

Tras ese primer compromiso, ambos abandonaron el torneo de dobles a fin de reservar fuerzas para el individual y ayer jugaron una final “entre amigos” que acabó venciendo el tenista balear. (AP y EFE)