El rector de la UNAM, José Narro Robles, refirió ayer que la “intervención de personas ajenas a la comunidad” y la actitud de algunos alumnos vinculados al conflicto que terminó con la entrega de la Dirección del CCH, constituyen un agravio a la universidad.

 

Un día después de que fueran devueltas las instalaciones que estuvieron tomadas durante 16 días, Narro fijó su postura a través de un largo escrito leído en la planta baja de rectoría.

 

Ahí, el rector expresó: “nos sentimos afectados por la incomprensión de quienes asumen una actitud ligera y superficial, por decir lo menos, cuando expresan que un problema como éste se puede resolver fácilmente con la aplicación de la fuerza. Parece que las experiencias previas les han pasado de noche”.

 

La violencia no tiene cabida en la UNAM, afirmó previo al inicio de las mesas de diálogo entre los inconformes y las autoridades de la dirección de ese sistema educativo.

 

Respecto a los grupos que causaron el problema en el CCH les expresó que la rectoría a su cargo ha actuado y actuará con firmeza, pero con prudencia, con apego a la legalidad, pero sin extremismo equivalentes como los realizados por el grupo violento.

 

NEGOCIACIÓN A PUERTA CERRADA

 

Sin la presencia de medios de comunicación inició ayer la primera de tres mesas de diálogo acordadas entre autoridades y estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH). La reunión se desarrolló en una sala dentro del inmueble que fue tomado por los alumnos durante 16 días.

 

La prohibición para que estuvieran presentes reporteros surgió por los estudiantes del CCH, por lo que sólo se permitió la entrada por unos minutos de fotógrafos y camarógrafos para tomar aspectos de la reunión.

 

Conforme al documento firmado anoche por las partes en conflicto, en la mesa de diálogo estará el tema de las expulsiones y denuncias de alumnos del CCH Naucalpan que participaron en hechos de violencia en ese plantel del 1 al 5 de febrero. Los jóvenes piden que sean reinstalados y retiradas las actas en su contra.