Uno de los grandes beneficios de vivir en esta ciudad es el que podamos siempre estar conociendo nuevos lugares. Hace un par de semanas descubrí el nuevo Centro Comercial Samara. Ubicado en la zona de Santa Fe, a un costado del J.W. Marriot; es un centro comercial que alberga desde Lumen y Sport City, hasta una pequeña zona para acariciar conejos y gallinas, unos Cinépolis VIP y un supermercado Selecto Chedraui, que incluye todo un espacio para comer distintas preparaciones de comida italiana, china y mexicana; hasta una pequeña barra con pizzas de 50 Friends. Sin duda, el supermercado ofrece para los oficinistas de la zona una nueva opción para comer, aunque aclaro, la oferta no es tan gourmet como el nuevo Citymarket de la zona.

 

Y como no puede faltar en ningún centro comercial, también hay un área de comida rápida, así como algunos restaurantes más formales, por lo que decidí explorar un poco.

 

Mi primera visita fue al restaurante Nine Oriental. Sin duda, lo mejor del lugar es su diseño, ya que se ve que el concepto fue elaborado con mucho cuidado y con muy buen gusto. Sin embargo, ojalá y el mismo cuidado hubiera sido aplicado para la elaboración de la comida. Estuvo tristísima. Para empezar pedí unos tacos de lechuga con salpicón de pato. Estaba frío el pato, por lo que se sentía fría la grasa de la carne. Venía con un alioli (una preparación española de ajo y aceite) que parecía más mayonesa de frasco y, en general, la entrada era totalmente insípida. Después pedí una sopa hot and sour que estaba para llorar por su falta de sazón, por lo grasoso del caldo, que se acentuaba al estar tibia y por lo mal presentada que salió de la cocina. De plato fuerte pedí unas short ribs cocinadas a baja temperatura por 24 horas, que parecían haberse cocinado por mucho menos tiempo por la firmeza de su carne. Además, cuando pedí agua, inmediatamente me trajeron el agua importada más cara de la carta a pesar de ofrecer también agua nacional a mitad de precio. Sin duda, la experiencia me invitó a no regresar, sobre todo cuando después de haber comido mediocremente, tuve que pagar 600 pesos por persona, lo cual sentí que fue demasiado para lo que me sirvieron, sobre todo porque ese día ni siquiera pedí una bebida alcohólica.

 

Para celebrar el 14 de febrero tardíamente, el viernes siguiente fui con mi esposo al Berezi, también ubicado dentro del mismo centro comercial. Al llegar al lugar estaba un fotógrafo tomando unas fotos de los platillos, por lo que me invitaron a sentarme en la terraza de fumar a pesar de que previamente había hecho una reservación en el salón para no fumadores. Ya sentados junto al fotógrafo y su flash, de entrada pedimos unos bocadillos con mariscos por lo que decidimos acompañar nuestros alimentos con una copa de vino blanco, aprovechando que servían vinos por copeo. Llegaron las entradas y el vino no llegaba. De reojo vi como en la barra sirvieron dos copas de vino blanco con una botella de vino previamente abierta que estaba ya en sus últimas. Después abrieron otra botella. Todo indicaba que iban a copetear las copas ya servidas con el vino de la nueva botella, por lo que antes de que lo hicieran me acerqué a la barra y les pedí que por favor no lo hicieran. Juraron que no iban a hacerlo. Nos abrieron otra botella y nos sirvieron en dos copas nuevas.  Mientras que a mi marido le sirvieron aproximadamente 100 ml de vino, a mi me sirvieron mucho menos, lo cual se me hizo abusivo. Si se va a servir vino por copeo, tiene que ser una medida estándar, que por cierto consultando con otros restauranteros debería ser una medida de por lo menos 150 mililitros. Y para terminarla de amolar, el vino estaba tibio. Durante la comida, el servicio fue irregular y accidentado. Nos dimos cuenta que el mesero varias veces nos daba el avión. Conforme pasó la tarde, era evidente que la campana de extracción de la cocina no funcionaba por lo que nuestra ropa se impregnó de aromas recordándonos a los de una taquería. En una mesa contigua otra pareja, se quejó varias veces por lo fuerte de la música, pidiéndoles que la bajaran o la cambiaran, sin que se les hiciera caso. Confieso que a mi tampoco me gustó escuchar música tecno mientras celebraba mi San Valentín tardío junto con otras tres mesas de comensales que rondaban en la media arriba de los 50 años. Nunca me expliqué porqué pondrían esa música, sobre todo en una rica tarde de viernes.

 

Sin embargo, a pesar de lo mal que me fue en el lugar, lo que si me sorprendió fue la comida. Por eso reservo un párrafo especial para los platillos, independientemente de todo lo que tienen que resolver en la parte de servicio. Las presentaciones eran hermosas. Los sabores delicados y bien armados. Todo estaba cocinado perfectamente. Para empezar pedí una lámina de camarón que estaba memorable. Después unos cubitos de atún con algas y unas croquetas de bacalao que  estaban súper crujientes. También pedí un arroz negro con calamar que hubiese querido que fuera de mayor tamaño porque era una delicia. De plato fuerte pedí un cerdo con una piel crujiente y un interior cocinado a perfección, delicioso. Todo lo que comí estuvo maravilloso. Lo que menos me gustó fue un bacalao con jamón serrano, ya que estaba muy salado. Al comentarle al mesero me dijo que todos los comensales se quejaban, pero que al chef le gustaba así. ¿Cómo puedes decirle eso a un comensal?

 

Al salir no resistí comentarle todos los desaciertos de la tarde a uno de los dueños, que a pesar de haber estado presente todo el tiempo, nunca se dio cuenta de nada. No supo que decir. Es un lugar para comer espectacular, pero no más. Sin embargo, cuando uno considera un gasto promedio de 800 pesos por persona, por ese precio espero un buen servicio. Deseo de todo corazón que puedan arreglar todas las deficiencias en el servicio, porque la comida vale mucho la pena y me encantaría que este restaurante dure mucho tiempo. Estoy segura que regresaré y pondré changuitos de que me vaya mejor.

 

Pero bueno, así es la vida cuando uno decide experimentar en nuevos lugares. Siempre es un volado, pero a veces, hay grandes sorpresas. Espero que tengas un maravilloso fin de semana. Y recuerda, ¡hay que buscar el sabor de la vida!

 

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Nine Oriental

Centro Comercial Samara

Av. Santa Fe #94,

Santa Fe, D.F.

Tel. 5292-2449

 

Berezi

Centro Comercial Samara

Antonio Dovalí Jaime 70,

Santa Fe, D.F.

Tel. 5292-4753