La gastronomía mexicana, reconocida por la Unesco, tiene reputación mundial de ser variada y colorida, pero también de resultar alta en contenido de grasa y condimentos. Incluso algunos estereotipos la vinculan directamente con sobrepeso y problemas intestinales, algo injusto para el sanísimo alimento del que hoy hablamos.

 

El nopal o, como lo llamaban los aztecas, “fruta de la piedra y de Nuchtli”, es  patrimonio exclusivo de nuestro país, ingrediente indispensable de nuestra dieta, componente tradicional de nuestra cultura.

 

Nuestros antepasados detectaron muchos siglos atrás sus efectos medicinales y lo utilizaban para atender diarreas, reducir inflamación, así como tratamientos de hígado, úlceras intestinales e incluso piel seca.

 

Hoy se usa en numerosos platillos ya que tiene un sabor irremplazable, pero además posee una benévola condición: su consumo puede ser ilimitado en nuestra dieta, pues una pieza mediana de nopal equivale a apenas 15 kilocalorías. La anterior, cifra similar a la del pepino, con una diferencia: su alto contenido de fibra dietética. Cada nopal contiene aproximadamente 3 gramos de fibra, cuando el consumo ideal diario va de 25 a 30 gramos de fibra. Si usted come de 8 a 10 piezas de nopal cada jornada, puede considerarse completo en su requerimiento nutricional de fibra.

 

Se sugiere especialmente a personas con sobrepeso y obesidad, ya que además de ayudar a la digestión, crea sensación de saciedad, lo cual repercute en disminución sustancial del hambre.

 

 

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También es un alimento recomendado en la batalla contra la diabetes. Estudios recientes establecen que ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre, al aumentar la sensibilidad de la insulina en el cuerpo.

 

Por si todo eso no fuera suficiente, el heroico nopal reduce colesterol y triglicéridos, además de prevenir estreñimiento, hemorroides y cáncer de colon.

 

Importante recordar que el nopal ayuda a controlar enfermedades pero eso no significa que las cure. Es ideal en una alimentación que pretenda ser parte de la prevención de numerosos males.

 

¿Cómo comerlo? Podemos empezar por hacerlo sustituir a la base de maíz del sope, o en ensalada, o a la parrilla, o como relleno de una quesadilla a la plancha, o en guisado.

 

Símbolo impreso en nuestra bandera misma, símbolo de nuestra historia, símbolo de nuestra cultura, símbolo medicinal, símbolo también de nuestra dieta. Y es que comer mexicanamente no tiene que incluir litros de grasa y calorías por todas partes.

 

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