Italia se encamina a la ingobernabilidad tras las elecciones generales, en las que se impuso en número de votos el centroizquierda, pero de las que sale un Senado sin una mayoría clara, con la remontada electoral lograda por la coalición de centroderecha del ex primer ministro Silvio Berlusconi.
En un recuento de votos ajustado, el peculiar sistema electoral italiano volvió hoy a ser protagonista como en los comicios de 2006, propiciando que, a pesar de no haber alcanzado más votos, Berlusconi consiga más escaños en el Senado y dificulte un Gobierno de centroizquierda.
Con una participación del 75,17 %, las primeras elecciones generales celebradas en invierno en la República de Italia ven la irrupción con fuerza de la antipolítica del cómico Beppe Grillo en el Parlamento, que se sitúa como el segundo partido en solitario más votado, y un balance que da la espalda al tecnócrata Mario Monti.
Con más del 90% de las secciones electorales escrutadas para el Senado, el centroizquierda de Pier Luigi Bersani, líder en las encuestas, se adjudicó la victoria en número y porcentaje de votos, con el 31.79 % de los sufragios.
Por detrás quedó Berlusconi, quien, tras haber salido de la escena política después de dimitir en noviembre de 2011, regresó para encabezar la lista de su coalición en el Senado, permitiendo una recuperación del centroderecha en las encuestas que ha terminado confirmándose hoy, con el 30.57 % de los votos en este hemiciclo.
El resultado del Senado resulta clave por la peculiaridad de su sistema electoral, que da el premio de mayoría a la coalición vencedora en un reparto región por región, con territorios como el de Lombardía (norte), que aporta casi una cincuentena de senadores y habitual caladero de votos del centroderecha.
La coalición de Berlusconi se lleva el premio de mayoría de Lombardía, con un 37,8 % de los votos, frente al 29,73 % del centroizquierda de Bersani.
Este resultado, junto a los de otras regiones, arroja un escenario en el que, con un total de 315 miembros electos, el centroizquierda conseguiría 104 escaños en el Senado, frente a los 123 del centroderecha de Berlusconi, los 17 de Monti y los 57 de Grillo.
Con una mayoría absoluta cifrada en 158 senadores, Bersani necesitaría buscar aliados y no le sería suficiente ni siquiera con los senadores de Monti, lo que puede traducirse en un bloqueo en este hemiciclo, donde parece poco probable que la antipolítica defendida por Grillo esté dispuesta a pactar con los partidos tradicionales.
Ante esta situación de ingobernabilidad, uno de los escenarios que más temían los socios europeos de Italia, la tercera economía de la zona euro, es la posibilidad de formar un Gobierno de unidad nacional para reformar el sistema electoral y volver después a las urnas.
En la Cámara de los Diputados, por el contrario, Bersani obtiene una mayoría clara con el centroizquierda, gracias al sistema de reparto en términos del conjunto del Estado del premio a la coalición más votada, que, con casi el 85 % de los votos escrutados, alcanza el 30,06 % de los sufragios.