LISBOA. El himno de la revolución de los claveles de 1974, “Grândola Vila Morena”, ha regresado casi 40 años más tarde como canción protesta de los indignados portugueses, quienes la han entonado para acallar a miembros del gobierno y denunciar sus duras políticas de austeridad.
Pasada la media noche del 25 de abril de 1974, “Grândola, Vila Morena”, compuesta por el fallecido José “Zeca” Afonso, sonó en la emisora portuguesa Radio Renascença. Fue la señal que dio inicio al movimiento revolucionario encabezado por militares que trajo la democracia a Portugal y acabó con casi 50 años de dictadura.
Casi cuatro décadas después, los indignados lusos, hartos del alto desempleo (17 %) y las desalentadoras perspectivas económicas, la han recuperado para pedir un cambio social, económico y político de semejante calado al de la revolución de 1974.
Desde que hace el pasado día 15 varias decenas de personas forzaron la interrupción del discurso que pronunciaba en el Parlamento el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, al entonar “Grândola”, esta inesperada y original acción se ha propagado de forma viral.
“Fue una protesta para recordar a los señores diputados que ‘el pueblo es el que más ordena'”, declaró entonces a los medios una vocera de aquella acción, Paula Gil, en alusión a un verso de la canción, grabada en Francia en 1971 y estrenada el año siguiente en Santiago de Compostela (España).
En los últimos días, al menos cuatro ministros han sido blanco de la misma protesta, que en algunos casos ha acabado de forma más acalorada aunque sin incidentes de calado.
El Ejecutivo luso tuvo que reaccionar esta semana para advertir de que “no se dejará condicionar” por las protestas populares, cuyo auge sucedió en una reciente intervención del ministro adjunto y de Asuntos Parlamentarios, Miguel Relvas, al que protegieron de empujones.
“Cada vez que un portugués encuentre a un ministro, un secretario de Estado o un banquero en la calle, que le cante Grândola”, expone una de las consignas del movimiento “Que se lixe a troika” (“Que le den a la troika”), propulsor de varias de estas protestas.
Las duras políticas de ajuste puestas en marcha por el Ejecutivo conservador a cambio del rescate que concedieron a Portugal la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) – la troika-, están precisamente en el origen de este brote de indignación.