CIUDAD DEL VATICANO. Benedicto XVI tuvo el miércoles una emotiva despedida en su última audiencia general en la Plaza de San Pedro, donde recordó los momentos de “alegría y luz” durante su papado, pero también los tiempos de grandes dificultades. El papa también agradeció a los fieles por respetar su decisión de retirarse.
Cerca de 100 mil personas, algunas portando pancartas diciendo “Grazie!” (Gracias), atestaron la plaza para darle un último adiós a Benedicto XVI y unirse a la cita que encabezó cada miércoles durante ocho años para hablar al mundo acerca de la fe católica.
El papa evidentemente disfrutó de la multitudinaria despedida. Benedicto XVI llegó a la plaza en el papamóvil, rodeado de guardaespaldas. En cierto momento se detuvo a besar y bendecir a una decena de bebés, con la ayuda de su secretario.
En un último mensaje a través su cuenta de Twitter, que arrancó el pasado 12 de diciembre, el papa expresa sus deseos de que todas las personas experimenten la alegría del ser cristiano.
Para estar a tono con el momento histórico, Benedicto XVI cambió de rumbo y el miércoles no impartió su habitual lección de catecismo. En su lugar, hizo de su última presentación en la Plaza de San Pedro un acto personal, explicando una vez más por qué es el primer papa que renuncia en 600 años y exhortando a los fieles a orar por su sucesor.
“Amar a la Iglesia significa también tener el valor de tomar decisiones difíciles y dolorosas, anteponiendo siempre el bien de la Iglesia, no el de uno mismo”, expresó el papa ante un estruendoso aplauso.
Recordó que cuando lo eligieron papa el 19 de abril de 2005, se cuestionó si Dios realmente lo quería. “Es una gran carga que has colocado sobre mis hombros”, recordó haberle dicho a Dios.
Durante ocho años, dijo, “he tenido momentos de alegría y luz, pero también momentos que no han sido fáciles… momentos de mares turbulentos y fuertes vientos”.
Pero agregó que nunca se sintió solo y agradeció a sus cardenales y colegas por su guía y por “comprender y respetar esta importante decisión”.
Benedicto dijo que decidió retirarse después de darse cuenta de que, a los 85 años, sencillamente no tenía “la fortaleza de mente y cuerpo” para seguir adelante. El jueves por la mañana se reunirá con los cardenales por última vez, y entonces se trasladará en helicóptero a la residencia papal de Castel Gandolfo al sur de Roma.