La caída de la líder del magisterio Elba Esther Gordillo generó una conmoción al interior del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que en una reunión de emergencia anoche, cruzaron recriminaciones e imputaciones que sugieren que su arresto se derivó de una denuncia en su entorno.

 

Fuentes del SNTE describieron el clima que se vivía anoche como de “terror”, ante la posibilidad de que en este momento de incertidumbre y confusión se dé una cacería en contra del liderazgo. La persona sobre la cual se enfocaron las presiones era el secretario general, Juan Díaz, porque las tres personas que fueron detenidas ayer junto con la maestra, fueron despedidas por él la semana pasada.

 

La tensión en la dirigencia magisterial se añadió por los temores de que el yerno de la maestra, Fernando González, ex subsecretario de Educación en el sexenio anterior, pudiera enfrentar problemas legales similares. Sin ninguna prueba en las manos, esa especulación la fundaron en las críticas que en los últimos días le ha hecho el secretario de Educación, Emilio Chuayffet, dijeron las fuentes.

 

Gordillo, que asumió la dirigencia del magisterio en 1989, ha visto cómo se ha desgastado su liderazgo. De los casi 1.5 millones de maestros afiliados, alrededor de 500 mil están adheridos a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, abiertamente contraria a ella, y con una fuerte presencia en 22 secciones sindicales (de un total de 59) localizadas principalmente en Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Michoacán y el Distrito Federal.

 

Recientemente se sumó la disidencia representada por los 290 mil profesores afiliados al SNTE, que dirige Carlos Jonguitud Carrillo, hijo de Carlos Jonguitud Barrios, cuya destitución al frente del SNTE en1989, por parte del entonces presidente Carlos Salinas, encumbró a Gordillo.

 

Además de la disidencia, también la cúpula sindical cercana a Gordillo tampoco ha estado exenta de pugnas, sobre todo a partir de la llamada “purga” de 2008, cuando la maestra destituyó a Rafael Ochoa como secretario general del SNTE, quien habría intentado disputar a la maestra la dirigencia del sindicato. Después de la salida de Ochoa, el cargo fue ocupado por Juan Díaz de la Torre, a quien se identificó como su “incondicional”.