La dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación entró ayer en una revolución interna, donde el sector más leal a la maestra Elba Esther Gordillo acusó al secretario general Juan Díaz de traición.
Por la noche, el Comité Ejecutivo Nacional lo nombró presidente, cargo que ocupaba la maestra.
Díaz ostentará ambos puestos, secretario general y presidente, en tanto se designa a otro secretario.
Fuentes del sindicato revelaron previamente que Díaz le pidió al Comité Ejecutivo que lo eligieran presidente, y agregaron que ya estaba actuando como si el cargo se hubiera formalizado.
La maestra Gordillo, quien se encuentra detenida en la cárcel de Santa Martha Acatitla, no está inhabilitada por el SNTE, ni tampoco ha presentado su renuncia, dijeron las fuentes.
Díaz era el hombre a quien la maestra Elba Esther había venido formando para convertirlo en el líder más fuerte del magisterio después de ella, y quien sustituyó al ex senador Rafael Ochoa.
Desde la captura de la maestra el martes por la tarde, las personas más cercanas a ésta en el sindicato voltearon a verlo con sospechas porque la semana pasada despidió, con todos sus equipos, a las tres personas que han sido identificadas por la PGR como los responsables de las transacciones financieras que conforman el presunto delito de lavado de dinero.
Las acusaciones en contra de Díaz lo señalan como un traidor que “entregó” a la maestra. Esta imputación no ha sido todavía sostenida con ninguna prueba documental.
En la madrugada de ayer, Díaz había ratificado la lealtad del gremio a Gordillo: “Actuaremos con congruencia a nuestros principios y responsabilidad frente a la nación, a nuestra dirigente, la maestra Elba Esther Gordillo, le ratificamos nuestra lealtad; nuestro cariño y nuestra solidaridad”.
La situación dentro de la cúpula del SNTE, de acuerdo con las fuentes, se encuentra más convulsionada por el papel que le asignan al secretario general en todo este suceso, que a la propia captura de la maestra. redacción
El sucesor
Grábeselo: Juan Díaz será un nombre que se volverá protagónico conforme pasen los días. Él es el nuevo presidente y secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), y por lo tanto, el líder del sindicato más importante de Latinoamérica, con un ejército de un millón y medio de maestros, de votantes.
Juan Díaz de la Torre es de esos maestros, igual que Gordillo, que llevan lustros fuera de las aulas.
En el 73 se tituló de maestro y diez años después abandonó sus estudios de doctorado, duranteel primer curso. Ahí su carrera dio un vuelco y comenzó a prepararse políticamente. En 1995 fue el último año que estuvo frente a grupo.
Ya en la década de los 90 fue secretario particular de Elba Esther, quien en el 89 recibió el poder absoluto en el SNTE. Y en 1995, Díaz conoció el poder: cuando el DF aún era gobernado por el PRI, fue subdelegado de participación ciudadana, y de servicios urbanos, además de coordinador para la elección de consejeros ciudadanos.
Como sea, en todos estos años no hizo mucho ruido, pero eso no le quitaba el derecho de picaporte al despacho de la mujer más poderosa del país. De 2000 a 2003 ocupó la secretaría general de la sección 16 de Jalisco, y es considerado el principal operador político del SNTE en los conflictos magisteriales de Morelos y Puebla en 2009.
Y en junio de 2011, fue nombrado secretario general del SNTE. Empezó un lapso de suerte para él: el 1 de enero de 2012, el ISSSTE le pagó 580 mil pesos, para que “coadyuvara en el desarrollo de programas de vivienda”. Y el 27 de febrero de 2002, a las 11 de la noche (ayer), fue nombrado presidente del SNTE, y ratificado como secretario general.