La imagen de la otrora poderosa Elba Esther Gordillo tras las rejas lo dice todo: no puede haber poder, fáctico o real, que desafíe al primer poder de este país, que es el poder presidencial. Ese es el primer mensaje que dejó la sorpresiva detención de la maestra que, acusada de un delito que para los mexicanos era vox populi desde hace años, hoy ya no vocifera más que “a mí no me van a obligar a renunciar” y que “las amenazas no me tiran”. Ya la tiraron y sin amenazas.
El otro gran mensaje que envía la decisión del presidente Enrique Peña Nieto, al autorizar que procedieran contra la empoderada dirigente sindical, es para todos los que se resisten, por intereses personales, a las reformas que se proponen en el Pacto por México. Y eso pasa por políticos, empresarios, concesionarios, líderes sindicales y todos los que consideren que, por preservar sus intereses, no debieran hacerse cambios legales o constitucionales que modifiquen el statu quo en ámbitos sociales o económicos del país.
Algunos dirán que eso tiene tintes de autoritarismo, pero es el estilo priista de ejercer el poder y está de regreso. Peña Nieto y su equipo de políticos colmilludos han decidido que el poder no se comparte más con los poderes fácticos de este país y que ese poder se ejerce. Elba Esther Gordillo se convirtió en un obstáculo para una reforma que, con gran aceptación social, era cuestionada por la lideresa bajo la óptica de cuidar un coto de poder que no le pertenecía y que le arrebató al Estado: la rectoría de la educación.
Se le dijo claramente, desde antes del 1 de diciembre de 2012, que la política educativa no se negociaría más con ella ni con su sindicato, pero ella no lo entendió y en aquel Consejo del SNTE en Cancún le exigía a gritos al Presidente que fuera a dialogar con ellos sobre sus planes educativos. Se le dijo en su cara, el 1 de diciembre en Palacio Nacional, que el Estado iba a recuperar la rectoría educativa y tampoco lo entendió. Se le mostró el contenido de la reforma a la educación antes de presentarla y se le pidió apoyo, sin ningún tipo de negociación, pero tampoco lo entendió. Por el contrario, ensoberbecida, gritó, vociferó, retó y amenazó. Hasta que un comando de más de 60 policías y marinos la detuvo en el Aeropuerto de Toluca.
¿Cuántos entenderían el mensaje del Elbazo y a cuántos habrá puesto a pensar? Porque la mayoría pensó en los líderes sindicales como los únicos que debían preocuparse y sí, algunos como Carlos Romero Deschamps deben hacerlo, pero no son los únicos: opositores a las reformas, que también defiendan cotos de poder e intereses personales los hay en varios ámbitos, desde el Congreso, hasta las empresas de telecomunicaciones o el sector fiscal y por supuesto el sector energético.
Así que nadie se diga sorprendido; después de lo que se vio ayer, muchos tienen que entender el mensaje.
NOTAS INDISCRETAS… Donde dicen que el Elbazo provocó cierta desazón, es entre la fracción de senadores del PAN, especialmente entre los calderonistas. No faltó quien se preguntara, por ejemplo, cómo es que Ernesto Cordero no supo nada como secretario de Hacienda sobre los movimientos financieros de Elba Esther, supuestamente detectados desde el sexenio pasado. Y es que en los últimos días han salido a relucir informaciones sobre la corrupción en el sexenio de Calderón, a partir de los informes de la ASF, que revelan varios desfalcos en áreas de la administración pública. No vaya a ser que también sean mensajes… La declaración del comisionado nacional de Seguridad, Manuel Mondragón, sobre los “focos rojitos” que representan los grupos de autodefensa en varios estados suena desafortunada. Sobre todo cuando hay grupos que ya portan AK-47 en Michoacán y otros en Acapulco que están cateando casas y secuestrando a quienes no los apoyan. “La mayor parte de los habitantes del país viven tranquilos”, dice Mondragón. Ojalá el dicho del Comisionado tenga sustento en informes reales y no sea sólo la percepción de quien, afuera de su residencia en los Jardines del Pedregal, siempre tiene al menos 10 patrullas y decenas de policías federales. Así cualquiera siente que todo es tranquilidad, Don Manuel… Cierran los dados con Serpiente. Semana negra.