Arturo Germán Rangel conoció cada pasillo y escondite de la procuración de justicia mexicana y tras el caso Colosio, uno de los más importantes que investigó, se convirtió en uno de los abogados estrella del ex procurador panista Antonio Lozano Gracia; desde entonces litiga los casos de funcionarios y empresarios más destacados del país.

 

Comenzó su carrera en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, en donde era Ministerio Público y perseguía homicidas, violadores y secuestradores. En sólo unos años se convirtió en uno de los principales investigadores de la institución, obteniendo varios reconocimientos.

 

Participó en varios equipos de investigación en la procuraduría capitalina y entre ellos conoció al entonces fiscal Pablo Chapa Bezanila, de quien se volvió muy cercano amigo y colaborador.

 

Lo invitaron a la Procuraduría General de la República (PGR) a mediados de los años 90 y al ser designado Chapa Bezanilla fiscal especial para los casos de homicidio de Luis Donaldo Colosio, José Francisco Ruiz Massieu y el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, Rangel se convirtió en su brazo derecho.

 

El quipo que encabezaba Chapa Bezanilla defendió la hipótesis de una acción concertada en el homicidio del candidato del PRI a la Presidencia, lo que hizo recaer las sospechas contra el ex presidente Carlos Salinas de Gortari.

 

El mismo equipo se encargó de detener a Raúl Salinas de Gortari en su casa y lo acusó del homicidio de Ruiz Massieu y luego de enriquecimiento ilícito, lo que provocó el autoexilio de su hermano el ex presidente y que el acusado pasara varios años en un penal de máxima seguridad, aunque al final fue exonerado.

 

Rangel abandonó la PGR junto con su titular, Lozano Gracia, tras la comprobarse que la vidente llamada “Paca” los había llevado a los restos de un cuerpo que habían sido sembrados en una finca de Raúl Salinas.

 

A partir de entonces litigó para el ex procurador, pero desde su propio despacho y comenzó con el pie derecho tras liberar al empresario Juan Ignacio García Zalvidea, acusado de estar vinculado con el entonces capo Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos.

 

Pero regresó de nuevo a la PGR, ahora como subprocurador de Delitos Federales en donde permaneció más de dos años. Tras la salida del procurador Arturo Chávez, Arturo Germán dejó la institución y volvió a su despacho, convirtiéndose ahora en uno de los abogados más caros de la ciudad y recientemente contratado por Elba Esther Gordillo.