El partido político más votado durante las recientes elecciones italianas no está conformado por políticos; el medio de comunicación que utilizaron los no políticos no fue la televisión; el cómico que encabezó la formación no política y que utilizó como principal herramienta publicitaria un blog para obtener uno de cada cuatro votos, cimbró los mercados financieros europeos por ser rechazado por el establishment (esa palabra que no permite ser traducida a ningún otro idioma). Hoy, si en Italia existiera un régimen presidencialista, el presidente sería un cómico.
La irrupción del comediante Beppe Grillo, a través de su Movimiento 5 estrellas, tiene como principales escenarios dos carpas: la crisis económica y la de confianza política.
Paolo Pagliai, académico italiano y director general de Humanidades de la Universidad del Claustro de Sor Juana, comenta que el movimiento de Grillo puede ser considerado como “un laboratorio, un nuevo modelo de Europa” debido a “la crisis negra por la que pasa la sociedad puesto que no sabemos lo que queremos”.
Paglai subraya que el Movimiento 5 Estrellas “es un fenómeno anti mediático”, y lo sostiene, primero, al señalar que Grillo, durante su campaña, “no participó en un solo programa televisivo”. Segundo, el movimiento, que no partido, de Grillo fue el más votado “a pesar de la televisión” ya que en ella, sus adversarios, en particular Berlusconi, “se la pasaron diciendo que votaran por un partido, no por Grillo”.
Lo insólito del Movimiento 5 estrellas es que, en un sistema político tan necesitado de las coaliciones, Grillo las rechaza porque son políticos y, recordemos, el cómico rechaza a la clase política. El Senado será dominado por la coalición maquinada por Berlusconi, y el Congreso lo será por la coalición de izquierda lidereada por Bersani. Sin embargo, el cómico domina y dominará el ánimo de los peatones que ven muy lejos, por indolentes, a sus políticos.
El Movimiento 5 Estrellas aparece como una tercera vía, como un movimiento no apolítico, sino “antipolítico”, en el sentido de proponer un mensaje que le sitúa al margen, en contra y frente a la que se podría llamar “vieja política”, todo ello aderezado con notables cantidades de populismo, algo de euroescepticismo y una dura crítica contra el euro.
“La honradez estará de moda”, escribió el cómico en twitter una vez conocidos los resultados electorales la noche del pasado lunes. En ella sostiene su movimiento.
El fenómeno Grillo, señala Paglai, puede ser considerado como “el movimiento de los indignados” en Italia; su estrategia “es una forma muy digna de hacer política” contra lo que se escribe en la prensa o se dice en la televisón italianas, quienes no se cansaron de criticar a Grillo por ser anti político. Paglai sostiene que sí es político quien no utiliza a los medios para hacerse propaganda.
Una correlación revela la estrategia demográfica del Movimiento 5 estrellas, el promedio de edad del nuevo Congreso descenderá 7 años respecto al anterior, y serán, los diputados de Grillo, los más jóvenes: 33 años (12 años menos que el promedio del resto de las formaciones, 45 años). Marta Grande, del Movimiento 5 estrellas, de 25 años, será la diputada más joven del Congreso.
Así que no deben ser sorpresivos los vehículos de comunicación de los seguidores de Beppe Grillo: “Tomamos Roma”, “Empezamos a celebrar en la red la victoria”, “Estaremos en el fiel de la balanza” o “El resultado de Grillo estaba anunciado, quien se sorprenda de ello es que no ha puesto el pie en la calle ni ha frecuentado internet en el último año”, son algunos de las frases colgadas en las redes sociales. Algo más, a nivel nacional, 40% de los candidatos de la lista de Grillo son mujeres, una excepción con respecto a los demás partidos que él se ha encargado de resaltar.
La antipolítica
Dos dían antes de la apertura de casillas, Grillo concentró a 70 mil personas en la plaza de San Juan de Letrán, en Roma, mientras que otros candidatos celebraban sus mítines en teatros y hoteles.
Grillo es el único político que recorrió Italia en una caravana electoral para explicar sus propuestas, como la de devolver “los cien millones de euros que nos tendrían que dar de reembolso electoral si entramos en el Parlamento”. Sobre este tema, Paolo Paglai asegura que los congresistas italianos son de los mejor pagados en Europa: “un diputado alemán gana la mitad que lo que gana un diputado italiano”, asegura el profesor de la Universidad del Claustro de Sor Juana.
Giusseppe Piero Grillo, genovés, de 63 años y blanca cabellera, se lanzó con tremenda energía en los mítines, donde denunció corruptelas y el supuesto expolio del país por parte de los políticos, mientras repetía que en la junta regional de Sicilia sus 15 diputados se han reducido 70% su salario.
Con su verbo ágil e irónico, explicó que sus diputados abrieron una cuenta bancaria para apoyar a las pymes sicilianas.
El líder de la llamada “antipolítica” se caracterizó durante la campaña por no conceder entrevistas y ni siquiera, en su último mitin en Roma, permitió que se acercara a él la prensa italiana.
Grillo, que alternó su trabajo como cómico en televisión con incursiones en el mundo de la publicidad, aboga por que los ciudadanos tengan la última palabra y que 50 mil personas puedan determinar que una ley deba ser discutida en el Parlamento.
Su eslogan “Libre asociación de ciudadanos”, resume los objetivos de una formación que tiene en el euro su principal bestia negra y pone en tela de juicio la participación de Italia en la guerra en Libia, Afganistán y Mali.
En consecuencia, con la filosofía de participación popular que sostiene su movimiento, Grillo eligió a sus candidatos a través de internet entre personas pertenecientes a todos los sectores laborales -amas de casa, estudiantes, desempleados-, pero ningún político de profesión.
Más allá de su presencia en las plazas de toda Italia, su campaña se desarrolló activamente a través de las redes sociales, su blog es uno de los más leídos de italia y tiene un millón de seguidores en twitter con una media de visitas diarias de 160 mil.
La consolidación de un outsider responde a la profunda crisis de la clase política. Lo sabe muy bien Silvio Berlusconi. Lo sabe Europa.
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