De acuerdo con el consultor de divisas de Saxo Bank, John J. Hardy, existe una “guerra de divisas” y se consolida la volatilidad, por lo que el país que más devalúe su moneda será el “rey”.

 

En su opinión, la volatilidad regresó para quedarse, al iniciarse una época de divisas sin ningún respaldo y con una demanda debilitada, contexto en el que “el país que más devalúe su moneda será el rey”.

 

Con la llegada al gobierno en Japón en diciembre pasado del Partido Liberal Demócrata (LDP) comenzó la guerra de divisas en todo el mundo, indicó.

 

Explicó que tras los movimientos de finales de 2008, la volatilidad de los mercados de divisas volvió lentamente a rangos más normales, salvo algunas excepciones entre 2009 y 2011, y desde este momento, son dos los factores principales de la volatilidad de las divisas.

 

En primera instancia, apuntó, la politización de los bancos centrales que, en apariencia, todavía está entre bastidores en Japón pero que es inminente en el Banco de Inglaterra.

 

La politización, agregó, llega de la mano del reconocimiento, cada vez mayor, de que los bancos centrales son los que ejercen máximo poder sobre la divisa de un país y su economía.

“Se trata de competencias que los gobiernos nacionales preferirían atribuirse habida cuenta de que los votantes reclaman mejoras y piden responsabilidades a sus líderes políticos”, acotó el consultor.

 

A corto plazo, el catalizador más específico de la volatilidad de las divisas será la respuesta internacional al reciente movimiento drástico de Japón, argumentó.

 

Subrayó que el mercado se encuentra inmerso en una transición incómoda desde el paradigma anterior, que consistía en aumentar el precio de los activos de riesgo, con base en la teoría de que los bancos centrales darían siempre carta blanca.

 

En este contexto y a largo plazo, añadió, es probable que todas las divisas pierdan valor, salvo por la auténtica divisa: el oro.