PARÍS. El Estado mexicano tiene que proceder a aplicar “adaptaciones en su sistema judicial” y “reflexionar sobre la mejor manera de juzgar a presuntos culpables”, según declara el presidente de México, Enrique Peña Nieto, al semanario francés “L’Express”.

 

Peña Nieto responde así al ser preguntado por la revista por el asunto de la ciudadana francesa Florence Cassez, condenada en México a 60 años de cárcel por secuestro y otros delitos y que fue liberada en enero por decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por irregularidades en el proceso.

 

“Es un asunto sin duda polémico que ha dejado un gusto desagradable a muchos mexicanos: tuvieron la sensación de que se ponía en libertad a un presunto culpable”, agrega el presidente.

 

Añade que, “dicho eso, la Suprema Corte tomó una decisión que se apoya en el derecho. Subraya el principio según el cual todo ciudadano tiene que gozar de un proceso justo”.

 

“Ahora, el Estado mexicano tiene que sacar sus consecuencias, proceder a adaptaciones de su sistema judicial y reflexionar sobre la manera mejor de juzgar a los presuntos culpables”, son las palabras del presidente a “L’Express”.

 

El nuevo “sistema de justicia penal acusatoria representa un cambio en la historia judicial de nuestro país. Tres estados la experimentan actualmente. Extenderlo al resto del país llevará tiempo”, reconoce.

 

El caso de Florence Cassez enturbió durante años las relaciones entre México y Francia y se pudo resolver después del acceso al poder tanto de Peña Nieto en México como de François Hollande a la jefatura del Estado francés.

 

Preguntado por el semanario sobre si el conflicto por la custodia de los hijos del matrimonio entre Arturo Montiel, próximo a Peña Nieto, y la francesa Maude Versini podría constituir otro obstáculo en las relaciones franco-mexicanas, responde que “se trata de un asunto privado”.

 

“Compete a la esfera privada, por un lado, y a la justicia, por otro”, insiste el presidente.

 

En la entrevista, Peña Nieto admite que la política del Gobierno mexicano tiene como objetivo “recuperar el terreno perdido” en relación a la potencia que, países como Brasil, exhiben en el entorno latinoamericano.

 

“México ha perdido su liderazgo histórico por no haber sabido capitalizar sus fuerzas y sus activos”, admite Peña Nieto.

 

Enumera los cinco objetivos que tiene para lograr esa meta: “acelerar el crecimiento, reducir la pobreza, luchar más eficazmente contra la violencia, modernizar las instituciones y, en último lugar, devolver a México su lugar en la escena internacional”.

 

Además, indica que el país tiene que desprenderse de lo que denomina “una cierta inercia”, aunque después de recordar que México dispone de un “verdadero tejido industrial” y constatar con orgullo que “los analistas extranjeros nos predicen un futuro brillante”.