1. PREPARA PROFECO NUEVA LEY PARA DEFENSA DE LOS CONSUMIDORES, PERO ¡SIN TOMARLOS EN CUENTA!

 

Andan de moda las reformas. Pues bien, hace ya más de un mes que el Procurador Federal del Consumidor, Humberto Benítez Treviño, anunció que propondrá un nuevo Código Federal de Protección al Consumidor. Fue exactamente el 6 de febrero cuando hizo el anuncio.

 

Bajo el slogan de que “mi función es proteger al consumidor”, Benítez repitió que con este Código hará de la Profeco una institución más cercana a la población.

 

¡Y vaya que si urge! Cualquiera que se haya parado en una delegación de Profeco sabe que allí se acaban las ganas de denunciar los abusos a los que son sometidos los consumidores desde el sector privado, pero también desde el sector público. Y de la corrupción en las delegaciones estatales, mejor ni hablemos.

 

Así que las intenciones del procurador Benítez Treviño de plantear una nueva ley son bienvenidas.

 

Sin embargo, lo que ya comienza a preocupar es que a casi 40 días del pronunciamiento, la Profeco de Humberto Benítez no ha dado señales de querer involucrar a los organismos de consumidores de la sociedad civil en su proyecto de ley. De hecho, las respuestas han sido más bien contrarias. Así, francamente estará difícil que la nueva Profeco se acerque al consumidor como ha dicho una y otra vez.

 

Queremos creer que es un malentendido o que simplemente Benítez Treviño no está enterado de que a algunos miembros de su equipo no les cabe aún en la cabeza que la inclusión de la sociedad en su administración -y en el nuevo gobierno- son pilares de éstas y otras reformas.

 

¿O acaso en la Profeco de Humberto Benítez estamos frente a la dicotomía del “nuevo” y el “viejo” PRI?

 

… ¿Y EL COMPROMISO CON LOS DERECHOS DE LOS CONSUMIDORES?

 

Por cierto, aún no tenemos noticia de que Profeco haya decidido encabezar el Día Mundial de los Derechos del Consumidor este próximo viernes 15. Una celebración que recuerda la importancia de los derechos de los consumidores y los mecanismos para su defensa, según ha referido la propia Organización de las Naciones Unidas. Sería una buena oportunidad para que Humberto Benítez refrende su vehemente compromiso con la defensa de los consumidores. O, ¿no?

2. EDIFICIO SINIESTRADO EN PEMEX, LEJOS DE SER OCUPADO

 

Lo que aún no se ve para cuándo es el regreso a sus oficinas originales de los trabajadores de Pemex que laboraban en el edificio siniestrado el pasado 31 de enero. Y no es para menos.

 

La tragedia que dejó un saldo de 37 muertos fue de grandes dimensiones y prácticamente deshizo tres niveles del edificio B2 -de 12 pisos- del complejo corporativo de la petrolera ubicado en la avenida Marina Nacional, al poniente de la Ciudad de México.

 

La petrolera, que dirige Emilio Lozoya Austin, tuvo que rentar diversas oficinas amuebladas en la zona para albergar a los más de mil 500 trabajadores que tuvieron que ser desalojados; una tarea, por cierto, nada sencilla, no sólo por la falta de infraestructura adecuada para estas labores en los alrededores de Pemex, sino también por los requisitos burocráticos que impone la Secretaría de la Función Pública para llevarlo a cabo.

 

De hecho, una de las posibilidades que se plantea en Pemex es el cierre definitivo de algunos niveles del edificio B2, lo que implicará la búsqueda de oficinas permanentes para estos trabajadores, aunque aún es temprano para asegurarlo.

 

3. EN S&P, PRESIONADOS A REVISAR A MÉXICO AL ALZA

 

La euforia desatada por la iniciativa de reformas a las telecomunicaciones, anunciada por el presidente Enrique Peña Nieto el lunes, sigue a tambor batiente.

 

Ayer fue la calificadora Standard & Poor’s, que en México dirige Víctor Manuel Herrera, la que se unió a los aplausos y puso a las notas de la deuda mexicana de largo plazo a punto de dar un brinco; las colocó en “perspectiva positiva”.

 

En realidad S&P se alineó al nivel de calificaciones que ya había otorgado a la deuda de México su competidor Moody’s con anterioridad.

 

Incluso el gobernador Agustín Carstens se ha quejado, en diversas ocasiones, por las bajas notas que le otorgan las calificadoras a México en relación a las que tienen países europeos con serios problemas para enfrentar sus compromisos financieros.

 

Así que la reacción de S&P parece responder más a las críticas y a la competencia que a los fundamentales de la economía mexicana. Y es que si escarbamos cuáles son los factores “duros” en los que se apoya esta “perspectiva positiva” de S&P sólo encontraremos -hasta ahora- buenas intenciones, porque nada ha cambiado -de facto- aún.

 

En última instancia, pudieron haberse esperado a que se aprobaran los cambios constitucionales.

 

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