ROMA. La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, pidió en su reunión con el papa Francisco, que hasta su elección era arzobispo de Buenos Aires, que interceda para abrir un diálogo entre el Reino Unido y Argentina sobre el tema de las islas Malvinas.

 

Con ésta petición llegó al Vaticano la presidenta argentina, la primera mandataria que recibe Francisco, y se reunió y almorzó con el pontífice en la Casa de Santa Marta, donde se aloja aún el Papa mientras preparan sus habitaciones en el palacio pontificio. “¡Cómo no iba a venir a almorzar con él!”, destacó Fernández, quien dijo que le encantó este detalle, que caracteriza “la sencillez” de este papa. La mandataria agregó que la invitación a almorzar le fue cursada no sólo como a la presidenta de Argentina, sino también como “una atención y una referencia al pueblo argentino”.

 

Con el papa Francisco afrontaron “un tema muy sentido para los argentinos y para esta presidencia”, dijo Fernández al explicar que solicitó al pontífice “su intermediación para conseguir el diálogo en la cuestión de las Malvinas”.

 

Por su parte, Londres declaró que no espera que el Papa argentino vaya a intervenir en el contencioso de las islas Malvinas y recordó que los malvinenses ya reafirmaron recientemente en un referéndum su deseo de ser británicos.

 

La mandataria argentina recordó momentos duros vividos en 1978 con Chile, cuando en ambos países había dictaduras y casi se llegó a la guerra por el conflicto por el Canal del Beagle, para después añadir que ahora en el Reino Unido y Argentina hay gobiernos democráticos y “es necesario que se cumplan las más de 18 resoluciones de Naciones Unidas para sentarnos a dialogar”.

 

“Es imprescindible para que todos los países cumplan las resoluciones de Naciones Unidas, y nuestra instancia al Papa va en esta dirección”, añadió la mandataria.

 

Otros temas que afrontaron, explicó, fue la trata de personas y la esclavitud, asuntos que, dijo, siente también mucho el papa Francisco.

 

También aprovechó la ocasión para invitar a Jorge Mario Bergoglio a volver a Argentina, esta vez como papa Francisco, y él le contestó que le gustaría y que se trabajará para poner fecha a tal viaje.

 

Fernández, que compareció ante los medios en un hotel romano después de dos horas de retraso, también afirmó que ha visto al Papa “sereno, seguro y tranquilo, en paz”.

 

Pero también, agregó, “ocupado y preocupado por la inmensa tarea de conducir el Estado vaticano y el compromiso de cambiar las cosas que él sabe que tiene que cambiar”.

 

Durante el almuerzo, la presidenta explicó que el Papa le habló de la “Patria Grande”, en referencia a todos los países latinoamericanos, definición que, según recordó Francisco, usaban los libertadores José de San Martín y Simón Bolívar.