Hasta uno de los mejores amigos del ex presidente Felipe Calderón y quien por casi cuatro años se encargó de la comunicación de Los Pinos, tiene buena percepción del arranque del gobierno de Peña Nieto, pero es pésima si se trata de la del presidente nacional de su partido.

 

Max Cortázar asegura que a Calderón se le va a reconocer el tema de la seguridad. “Muchos critican la estrategia ¡No! Sintámonos orgullosos de ese trabajo”, dice y sentencia: “Siento vergüenza de los que se avergüenzan de lo que se hizo” en los gobiernos del Partido Acción Nacional.

 

El ahora diputado federal del PAN rememora el caso de Diego Fernández de Cevallos como negociador indiscutible en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Para explicarlo, juega con su cajetilla de cigarros y dice:

 

“A la luz de todos, había una negociación más profunda. Es cierto que hubo negociación con el presidente Salinas, pero también es cierto que se conformó el IFE y otros proyectos que para los partidos de oposición eran importantes. Había negociación política clara con los temas de interés del gobierno, pero también con los temas de interés de la oposición y de los ciudadanos. Ahora ya tenemos una reforma en telecomunicaciones, pero que ya no se haga en el Pacto (por México) una reforma más hasta que ya no tengamos una reforma electoral que genere equilibrios entre los partidos”.

 

Dice que, a partir de ahora, el Pacto deberá correr por un carril y el papel como oposición por otro. Hizo un llamado al panismo para quitarse el bozal y hacer críticas al gobierno como una oposición responsable y agregó: Somos “muchos calderonistas juntos todavía”.

 

–¿Cuál es el diagnóstico que tiene sobre los primeros meses de gobierno de Peña Nieto?

 

–Uno de los aciertos fue haber logrado convocar a todas las fuerzas políticas y arrancar con este tema del Pacto por México. De las implicaciones y de cómo se manejó en la vida interna de los partidos te cuento más adelante. Pero hablando del Pacto, es un buen arranque del Presidente generar consensos y ya dio buenos resultados. Hay que darle el voto de confianza.

 

–¿Desaciertos?

 

–Es curioso. Nadie les exigió hacer públicos sus bienes, ellos decidieron hacerlo y al final resultó como decía Jesús Silva Herzog Márquez: hicieron público el no hacerlo público. Quedaron dudas sobre costos de propiedades, terrenos, donaciones. Otro tema es el asunto lamentable de Pemex; hasta ahora no sabemos a causa de qué sucedió la explosión en la torre de la paraestatal.

 

–¿Le faltó pericia a Calderón para buscar su propio pacto?

 

–Después de que nosotros ganamos las elecciones, vinieron meses muy difíciles. La historia ya la conocemos (Andrés Manuel López Obrador se inconformó con los resultados electorales). Se volvió mucho más complicada la operación política.

 

–Ustedes se concentraron en atacar al crimen organizado.

 

–Mira, durante la transición se da una reunión entre el entonces presidente electo Felipe Calderón y Lázaro Cárdenas, gobernador en turno de Michoacán. El gobernador estaba sobrepasado con el tema, por eso se decide arrancar el operativo Michoacán. Y los gobernadores de los estados azotados por el crimen empiezan a pedir apoyo de seguridad. Así empiezan los distintos operativos. Nada de que fue para legitimar el gobierno, como se dice por ahí.

 

–El nuevo gobierno ha sacado de su narrativa el tema de la inseguridad.

 

–El nuevo gobierno ha cubierto los espacios en los medios con los temas del Pacto, pero la realidad es que tenemos un problema con el crimen organizado que va más allá de seis años o 12. En lo que va de esta administración han aparecido las policías comunitarias. Supongo que en algunos municipios es legítimo, pero no sabemos cuántos grupos hay en el país, quién los arma, quién controla las operaciones, para qué están.

 

Cortázar dice que en el gobierno de Calderón las cosas sucedieron al revés: por hablar de frente a los ciudadanos, los buenos logros del sexenio pasado se quedaron fuera de la agenda mediática. Eso sí. Confía que la historia acabará honrando a su amigo, a quien conoció en la juventud echando la cascarita.

 

Después de lo sucedido el fin de semana en la Asamblea Nacional del PAN, que dejó ver que Gustavo Madero no acaba de reposicionarse al frente del partido, era obligado entrarle al tema.

 

–¿Cuál es el análisis que hace de su partido?

 

–Voy a volver a tocar el Pacto. Hubo una gran confusión entre toda la militancia. El Pacto no cancela la crítica constructiva que como partido de oposición debemos tener.

 

–¿Qué pasó con la dirigencia?

 

–Yo creo que mezclaron las cosas y de repente no pudimos hacer una crítica, un señalamiento o un error del gobierno. Tampoco se ha podido decir que las reformas que hoy impulsa el PRI son las reformas que bloqueó en el Congreso durante el sexenio de Calderón. Ese no es el Pacto. Del Pacto nos enteramos  un día antes de que se fuera a firmar.

 

–¿Se dice que hubo recelo por la interlocución con el gobierno?

 

–No es cierto que haya recelo. A partir de ahora el Pacto correrá por un carril, y los señalamientos que tengamos que hacer como oposición, por otro. Los tenemos que hacer muy puntuales.

 

–¿Les causa sospechas las negociaciones de Madero en el Pacto?

 

–No, pero sí confusiones.Hubo, lo decía Javier Lozano, una declaración del dirigente Gustavo Madero diciendo que el presidente Peña Nieto se había vestido de gloria.

 

La solemnidad con que hablaba el diputado revienta con una risa que contagia a una de sus colaboradoras presentes en la entrevista.

 

Luego agrega:

 

La verdad no se ve bien que el presidente del PAN le eche flores así al Presidente de la República. Reconoceremos lo que haga bien o no, pero oír así a tu presidente de partido genera confusión.

 

–El compromiso de una reforma fiscal y una energética está firmado.

 

–Primero sería importante saber lo que va a pasar con ese dinero, son dos reformas que implican mucho mayores recursos al gobierno. No podemos ser irresponsables y repetir casos  como el moreirazo, o lo que pasó en Tabasco.

 

–El senador Lozano dijo que la asamblea del sábado se reventó porque le estaban dando una madriza a la dirigencia del partido. ¿Usted qué piensa?

 

Se carcajea y contesta:

 

–La dirigencia no ha alcanzado a entender lo que la militancia está sintiendo. La militancia quiere ver un partido con propuestas y crítico en lo constructivo. Lo que hay es un partido entregado al gobierno.

 

–¿Javier Corral puso al panismo contra Madero?

 

–A la primera que alguien hace una propuesta como la de Corral (para que la elección del jefe nacional del PAN lo elija la militancia y no el consejo político), donde el militante se siente incluido en primera persona, pues el militante luchará por eso.

 

–¿Existe el calderonismo actualmente en el partido?

 

–La verdad es que hay una conformación de nuevos grupos. Calderonistas somos muchísimos. Ahora, Calderón tendrá que trabajar en su nueva vida y yo creo que aquí más que un calderonismo existimos muchos que queremos llevar el partido a buen puerto.

 

–Este fin de semana Calderón anduvo en el DF.

 

–Vino a un compromiso personal

 

–¿Cuándo platicó con él?

 

–La última vez que lo vi fue en enero.

 

–¿Del partido?

 

–No. Créeme que a él lo siento concentrado en su nueva chamba.

 

En 2006 el entonces candidato Felipe Calderón hablaba de crear una nueva generación de panistas para alargar la vida del PAN en Los Pinos, pero su estrategia no salió como él hubiese querido. Y las desgracias en su primer equipo empezaron con la muerte de su joven secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño; luego vino el desgaste político de César Nava, primero por su paso sospechoso en Pemex, y por los pleitos como dirigente nacional del PAN con su homóloga del PRI, Beatriz Paredes, de cara a las alianzas electorales.

 

–¿Dónde están los nuevos panistas?

 

–Antes de pensar en estos nuevos líderes hay que ordenar la casa. Hay que esperar cómo queda finiquitada esta Asamblea y cómo vamos ir a la nueva elección del presidente del partido.

 

–¿Cree que la situación del PAN obedece a que hay muchos resentidos con el calderonismo?

 

–Podrá haber diferencias pero primero está la institución. Si algunos están tomando decisiones con hígado, lo que va a pasar es que nos va a seguir yendo muy mal.